jueves, 24 de noviembre de 2016

Después

Quizás exija de tu sangre
todos los milagros
sin dejar de acariciarte
buscando el punto exacto
donde pierdas la razón
entregándote con devoción
al placer que te engendro.
Quizás no sea austero
para arrancarte el sentimiento
mientras me aprietas
y me pides
que no deje de hacerlo.
Es que me entrego entero
a satisfacer tu instinto
queriendo que llegues al infinito
entre balbuceos y gemidos
para que después,
me regales la sonrisa
de sentirte complacida
y me abraces como nunca,
con amor, 
ya superada la carne.
Daniel Valdman