Me meteré en tu sueño, ahora, al alba, para que sientas mi suspiro rozar tu alma. Te sentirás acompañada por mi presencia en un abrazo suave de paz y de calma. Como nunca te sabrás amada y no habrá más caricias que ese abrazo. Y luego, por la mañana, no has de notar mi ausencia porque te sentirás soberana de todo mi sentimiento.
Quieren mis caricias alejar tus pesares. Mostrarte lo bello de la vida y más, cuando se instala en tu rostro. Que al calor de mis manos sientas que no estás sola y que somos dos para afrontar adversidades. No porque esté nublado dejan de existir los jardines. Soportan las flores tormentas que quizás a nosotros, nos asusten. Ten fe, que el amor, todo lo puede
Hoy no puedo escribir. El sentimiento somete mi sentir y no me deja expresarlo. Es tanto lo que te amo que la palabra no existe y no hay manera en que pueda remediarlo. En la locura solo de pensarlo se mezclan las caricias, los besos y un sinfín de emociones que aún laten en mi cuerpo justo en este momento mientras trato de contarlo para que tus ojos lean y tu corazón sienta lo que quiero decir. Solo me queda la mirada, que no necesita palabra y con una caricia puede decirlo todo.
Veo tu sensualidad que me conmueve. El juego del amor para conquistarme. Tus mohines, tus gestos y esos suaves roces para que sienta tu presencia. Veo el color de tus pensamientos para llamar mi atención y esos guiños, que de alguna manera, dicen muchas cosas. Siento tu dedicación a que te vea y tu no te das cuenta de hace cuanto me tienes conquistado.
Amanezco contigo en la mente aunque estés a mi lado. Con solo extender la mano toco tu cuerpo en el lecho y doy gracias a los cielos de que no eres un sueño. Y te amo, sin despertarte, sin caricias y sin besos, pues estoy tan feliz y contento que el amor brota del alma muy callado, en silencio para abrigarte más en mi pecho de donde nunca has salido.
Ataduras invisibles amarran los sentimientos. El cariño fluye tan solo con tu presencia y si no estás, el recuerdo revive cada uno de tus gestos y vuelve la sensación de amarte. La siento en la piel, en la sangre en cada latido, en todos los suspiros y en la ansiedad de querer abrazarte. Entonces, mis manos vacías producen una sonrisa al intentar coger lo invisible aunque estés metida en mi pecho. Es una angustia estar así amarrado pero es tanto lo que te amo que no quiero liberarme de estas cadenas.
Ese instante de pureza, cuando las ansias saciadas entregan en las miradas el agradecimiento entero de haberlo entregado todo y los labios, sin moverlos, aún necesitan de otro beso. Distinto, sin desespero, con todo el amor que cabe en el alma, mientras el calor del cuerpo quiere compartirse y las almas comienzan su danza entre tanto sentimiento y la carne y la piel descansan. Ese instante de pureza que deseamos dure toda la vida.
En el cielo de tus ojos ahogo la mirada tratando de llegar al alma para decirle que la quiero, pues muda se quedó mi palabra ante la fuerza de tanto sentimiento. No alcanzan los abrazos ni tampoco los besos. Lo que angustia en mi pecho es tan grande y hermoso que la caricia no basta para comprenderlo. Y por ello, me ahogo en tus ojos para que puedas saber desde mi alma todo lo que por ti siento.
Siento tus manos en la espalda aún así, a la distancia, pues quedan grabadas más profundas que en la piel. Con cada caricia te entrego el alma que se revela en mi pecho para adentrarse al tuyo. Y mientras danzan los besos en la pasión infinita nos enreda el amor con todo su caudal de cariño. Entonces, ya queda lejos la piel, es puro sentimiento.
Como estrellas surcan las caricias por nuestras almas. Nítidas, claras, brillantes. Apenas un roce en los cuerpos encendidas más por los besos y miradas. Y te siento y me sientes atravesando la piel, en el universo del sentimiento. Justo allí, en medio del pecho donde la ansiedad se hace angustia y el amor pierde su nombre. Y te quiero y me quieres sin confesión alguna porque ya está todo dicho.
Te quiero así, entre mis brazos, desnudada el alma y liberados los sentimientos. Suave, tranquila recostada en la seguridad de mi pecho y en la paz que ello te causa. Momento de amor y de silencio donde solo los latidos nos hablan. Y sentirnos, sin más y así decirlo todo sin necesidad de palabras.
No te encuentro. Mis manos entrelazadas te buscan desesperadas tratando de darte todas sus caricias. Entre sí están amarradas para que no se les escape lo que para ti tienen guardadas. Sellan mis labios los silencios para no desperdiciar las palabras que de amor tiene mi sentimiento. La ansiedad no sabe de esperas y debo contenerla porque me destroza los nervios el saber de tu regreso con todo lo que para darte tengo. Y se que estás a las puertas de abrir mi alma.
Hola, pasa, tomemos un café. Cuéntame tus sueños, compartamos fantasías y veremos que la vida al estar juntos, nos sonríe. No temas lo que sientas, no he de obligarte a nada, solo deja que la esperanza ilumine tu sentimiento y quizás, sin quererlo, me regales un beso. También, eso es parte de mis sueños. Y por qué no ? Ambos ansiamos amor. Y qué mejor momento, este, con un café de por medio y con toda la ilusión.
En el momento que llegues será la justa hora. No hay puntualidad para compartir los sueños. Bastante nos esperamos en el transcurrir de la vida para llegar a este instante en que las ansias y caricias se junten en la realidad tan anhelada. Eso si, ven sin afanes para disfrutar cada instante que nos regale el sentimiento pues él, no tiene prisa para entregarse por entero haciendo en su tiempo que las almas se enamoren.
Relámpagos hay en el cielo iluminando a los truenos próximos por llegar. No te asustes mi pequeña que tras esta tormenta en el firmamento hay estrellas que alumbrarán tus sueños. Esos que llevas guardados y compartes conmigo cada vez que sonríes. O que reflejas en la mirada buscando respuesta y calma a los por qué de la vida. Tranquila mi pequeña que mas fuerte a la tormenta es tu alma.
Se escapa el tiempo entre nuestras manos. El querer atraparlo se nos hace imposible y cuando hablamos de ayer resultan ser muchos años. El palpitar del reloj no retumba en nuestros corazones y aún nos sentimos jóvenes para estallar en sentimientos. La rosa que hoy te entrego hace brillar tu rostro de la misma manera que cuando te entregué la primera. Y la caricia curtida por las labores cotidianas aún despierta ansiedades de pasión, de cariño, de calma. Y estamos tu y yo metidos en el laberinto de agujas y almanaques sin que el tiempo nos dañe todo lo que sentimos.
No me pertenece el mundo, no te lo puedo ofrecer. Tampoco me pertenece la ley y deberemos convivir con tanta injusticia. Aveces vivir, no es fácil pero entre dos, la carga es más liviana. Justo la mitad. También así es la felicidad que compartida, es el doble. Y por eso te ofrezco lo que puedo darte. Entregarte por entero el calor de mi cariño. La pasión desmedida que puedan mis energías. El oído atento a tus palabras y la ansiedad de mi alma que necesita abrazar la tuya. Te ofrezco perdernos entre miradas, recorrer jardines de fantasía y hacer que los sueños estén más cerca a las realidades. Es lo que tengo mas un corazón que te ama.
Espera, aun no te vayas, es que a veces las distancias suelen ser largas y el tiempo que nos come unos instantes nos regala en que realmente nos amamos. Si, porque el amor también duele y eso lo se al extrañarte. Déjame un poco más de la suavidad de tu piel, del perfume en tus cabellos, de la mirada tierna que me dice cuanto te duele la partida. Déjame todo eso para mantenerlo en el recuerdo y no se me entristezca el alma.
Nace el Universo entre tus ojos y los míos. El poder de las miradas crea celestiales sentimientos mucho más grandes que todo el preciado Cosmos. Es que al mirarte recibo la caricia que me ofrece tu alma como me imagino que a ti te llega cuando te miro. No son necesarias las manos aunque el calor del cuerpo nos llama para que se fundan sin palabras todo el sentir que llevamos dentro.
Viajo en el tiempo y rememoro las primeras miradas que nos dimos. Llenas de ansiedad y suspenso ante las dudas creadas por los sentimientos. No sabíamos cuál sería el futuro, pero al andar juntos lo enfrentamos. Y hoy, tras tantos años, te sigo mirando con la inocencia pura pero sabiendo que te amo.
Bajo la bóveda oscura del cielo siento tu amor pegado a mi pecho, ya no como antes mientras la pasión ardía, sino con la calma que traen los años. Ahora más valoro tu mano en la mía o el cariño en el beso de los buenos días o la mirada cómplice cuando solo tu y yo entendemos las picardías que pasan por nuestras mentes. Y eso es amor, quizás del que no hablan las poesías pero está escrito en la piel y grabado en el alma.
No dejo de pensar en ti; aunque te tenga a mi lado, aunque mire tu rostro y siga admirando tanta belleza. No dejo de pensar en ti aunque te entregues en el abrazo y tengas humedecidos los labios a la espera del beso. Y así, aunque te bese, no dejo de pensar en ti, porque más que en mi pensamiento, te encuentras en mi sangre.
Te veo junto a mi en el lecho y disfruto cada uno de tus gemidos. Me satisfago con tus temblores y cuando aprietas mi cuerpo para sentirme más profundo. Y al verte, mucho más te siento porque al compartir sensaciones, estrechamos nuestras almas y el amor se hace Universo siendo nosotros las estrellas.
Los trinos al alba te dan los buenos días y un beso suave en la mejilla te dice que mi alma te ama. Contigo amanecen las flores, el campo, los trigales, porque tu le das vida al sentimiento y mucho más, al que recorre mi sangre. Porque el amor es rocío, es lluvia, es Sol. Y una mirada tuya aunque estés recién amanecida, me regala el motivo de la vida al amarnos tanto.
Han marcado en tus genes los ancestros los valores que hoy tienes y te asombran. Son conocimientos traídos por la historia de experiencias con fracasos que han llevado a las victorias. Llegaron hasta ti para que bien los utilices, con conciencia y sin demoras en el momento que necesites, porque dar amor, no son solo besos sino la palabra justa, un abrazo estrecho o crearle una sonrisa a quien vive en la tristeza de sus pensamientos. Y le agradezco a la vida el disfrutar de una hija con un alma tan grande.
Llueven los sentimientos en cada caricia que nos brindamos. Los gestos, más que en los rostros en las almas, entibian el espacio haciendo más cerrado nuestro universo. Somos solo dos en este mundo de cariño donde no faltan los besos ni siquiera los silencios y ni tampoco las miradas que hacen sobrar las palabras más que para decir un te quiero. Y soy feliz con tan poco o con lo tanto que me estás dando.
Ansia mi alma tus caricias mas que el cuerpo el sabor de tus besos. Ganarme con tu sonrisa, compartir la alegría de escucharnos y comprendernos es mucho más amor que la pasión de un momento. Y por ello, se que te amo porque al escucharte endulzas mi vida y también en los silencios siento que se unen las almas. Y no hay mejor sentimiento que el saber que me amas.
Tiemblan mis manos al pensarte. Las caricias acumuladas luchan con la paciencia desesperadas por encontrarte. Ya han esperado mucho para a ti entregarse y acuden a la garganta para poder decir tu nombre. La sangre hierve, los sentimientos fluyen. Y en este enjambre de sensaciones solo un abrazo calmará mi espíritu. Cuánto te quiero !!! Ya llegó la hora de decirlo.
Ya llega la cosecha de lo que se ha sembrado. El sentimiento retorna en cada uno de los frutos como devolviendo el amor con que se ha regado. Y así están tus labios rebosantes de dulzura para que este pobre labrador recoja esa hermosa fruta con los labios sedientos de absorber tanto cariño. Te amo así, con toda la naturaleza de mi alma.
Será azul la mirada confundiéndose con los cielos o como un mar de ansiedades deseando entregarse en un beso. Las manos serán de terciopelo acariciando la piel con anhelo de que en cada roce estén más cerca del alma. Y se iniciará la danza de los cuerpos dejando que sobren las palabras pues el silencio de los labios ocupará todo el espacio sumidos en la pasión más sincera. Y estará el amor de por medio, ese mismo amor que nunca acaba.
Para recibirte me vestí de gala. Le puse un moño al corazón y teñí de transparente el alma. Llené los brazos de calor y perfumé las ansias. Traje el arco iris para decorar la casa y en la alcoba, enjambre de rosas de las que más te gustan. He quitado el lecho, ya no hace falta pues también traje una nube para que le confíes tu descanso. Y más, no se me ocurre para alegrar tu llegada pues el regalo de bienvenida lo debes descubrir dentro de mi pecho.