En los laberintos de la vida
hallé la luz de tu mirada
cuando ya se me acababa
toda fe, toda esperanza.
Brotaron los sentimientos
que escondidos estaban
y pasiones que jamás
hubiera imaginado.
Se esfumaron los sueños
con la realidad entre tus brazos
y el sabor de tus labios
me creó las ansias que no tenía.
Lograste de mi otro hombre
que busca la manera de amarte,
la forma de quererte
satisfaciendo los deseos
a los que me obliga el alma.
Y en la luz de tu mirada
se esfumaron los laberintos
que a mis sentimientos ahogaban
y se derritió mi piel
al amparo de tu caricia.
Y tras tanto tiempo compartidos,
tras tantos inviernos pasados,
nos seguimos resguardando
de los más crudos fríos
entre cobijas y abrazos,
entre amor y cariño.
Daniel Valdman