Deseo que estés en el lecho y recorrer tu cuerpo con mis caricias. Deseo que estés conmigo sentada en el prado y contemplar la noche dibujada por estrellas. Deseo que compartamos la mesa en el desayuno de los buenos días mientras nos besamos con miradas creando miles de sonrisas. Deseo que estés aquí, a mi lado, para juntos andar en la vida.
Voy a conquistarte cada vez que te mire. En cada nueva caricia, en cada profundo beso como si comenzase de nuevo nuestro romance, como si no existiera antes, como si fuéramos solo un sueño. Te enamoraré con cada palabra que no saldrá de mis labios sino de mi alma. Y así trataré de conquistarte en cada instante que la vida nos depare con mi corazón puesto en tus manos.
Mariposa inquieta reflejando la luz del sol en todos tus colores; danzando en el espacio dibujando maravillas entre las flores. Eres quien me incita a vislumbrar las fantasías que expongo en cada verso, pues, al recorrer tu piel siento la suavidad del universo bañada en sentimientos que solo yo conozco. Y bailas y gimes en el lecho, en el jardín del amor que juntos sembramos.
Gracias a los cielos la creación del sentimiento. Yo Adán, morador del paraíso, me encontraba solo y perdido disfrutando de todo lo magnífico sin poder compartirlo. Entonces, nació Eva, extraída de mi costilla para ser parte de mi vida y ahora, la más importante. Pues sin ella, nada tiene sentido porque vino con el cariño que a mi alma hacía falta. Gracias a los cielos por la creación del sentimiento pues con ellos aprendí lo que es amar.
Siento la ansiedad en el cuerpo de recibir tu cariño puesto en caricias. Observar tu mirada al sentirte retribuida o cerrando los ojos por el espíritu del placer. Siento la ansiedad en el alma de escuchar que me quieres, en cada beso, en cada susurro o en cada gemido que puedo lograrte. Siento la ansiedad de amarte como nunca amé a nadie; como adolescente casto en su sentimiento. Siento la ansiedad de amarte porque tu amor me da vida.
Te escucho, quiero comprenderte. Me interesa lo que dicen tus manos, tu mirada, tus gestos. Me interesas tú y lo que sientes, como me interesa mi vida en la que estás presente. Porque eres una gran parte de mi, de mis ideas, de mis pensamientos y sobre todas las cosas eres la razón de mi sentimiento. Y por ello, trato de comprenderte para que siendo cada uno hagamos la vida compartiendo las ideas, el cariño y el amor que nos tenemos.
Vuelan por el cielo remotos los sueños y viajo por caminos sin tiempos traídos de infinitas memorias. Cuánta vida hay en mi historia. Cuántos besos y caricias. Cuántos amores interrumpidos. Y hoy, sintiendo tu cariño, se para qué sirvió tanta experiencia. Gracias por regalarme la libertad de amarte y a mi alma inquieta darle el valor de ser sincera.
Pululan los sentimientos, en cada beso una semilla, en cada palabra una caricia que sin tocarla, llega hasta el alma. En el corazón, la pasión de amarte agradeciendo a la vida el encontrarte. Y ya, vencido por tus encantos, sometiéndome de estar enamorado, no puedo más que confesarte lo mucho que te amo.
Tibio, cálido, el aura de tu cuerpo me acaricia en el lecho cuando la fatiga asume su descanso. Y te tengo en mi acurrucada en el pecho dejándome disfrutar la sensación de tu presencia. Y al acariciarte los cabellos se te escapa un suspiro de paz y complacencia al sentirte amada y protegida. No, no soy tu ángel de la guarda, soy quien te ama y te cuida.
Por muchos senderos me llevó el destino. Algunos eran trochas con piedras y abismos. Otros eran suaves, armoniosos, casi lisos que invitaban a andar sin tener un lugar de arribo. Y así la vida me llenó de paisajes, de experiencias, de lugares. Ahora, tras tantos años de haber andado, con las botas ya gastadas y las fuerzas acabando, me doy cuenta que mi destino era encontrarme entre tus brazos.
El paraíso está en el sentimiento, en lo que dices, en lo que callas, porque en el silencio es cuando más se expresan las almas. Y cuando te acaricio o te beso las palabras quedan calladas dejando que los espíritus se expresen. Así, volátiles. Ya fuera de los cuerpos aunque dancen entre tu piel y la mía. O está en tu mirada llena de amor y clara haciéndome sentir el ángel que con cariño te ampara.
Para amarte, solo necesito tu recuerdo. Pensar en las caricias y los besos, en tu mirada, tus mohines, tus gestos para que continúe el calor en mi pecho de un inmenso cariño. Sentir en el abrazo todo el sentimiento aunque dentro de un momento repitamos esos instantes. No importa si fue ayer o quizás esta mañana, es que amarte es la ansiedad al tenerte en mi sangre y más que todo, en mi alma.
Y es el calor que brota en tu mirada, en cada gesto, en cada palabra que encandila mis sentimientos queriendo abrazarte. Aveces, la magia del silencio hace más pura tu belleza y mi espíritu se desangra de tanta pasión concebida. No es tu rostro, no es tu figura. Es lo que llevas dentro lo que cautiva a mi alma que por ello de ti, vive enamorada
Besaré tus cálidas manos agradeciendo el cariño que me brindan cada día tratándome a veces como hombre que enfrenta lo cotidiano o a veces como niño que no sale de sus fantasías. Agradeceré el motivo que le das a mi vida impulsándome con amor a enfrentar las adversidades llenándome de calor ante circunstancias tormentosas. Porque eres Sol, porque eres cielo y juntos creamos universos donde la paz y los sueños pueden ser realizables. Agradeceré a tus manos que no me abandonan.
Tomaré tu mano, la llevaré a mi pecho para que en ella sientas el palpitar del sentimiento. Te sabrás emocionada porque nunca antes lo habías hecho y un manto de ternura te obligará a un abrazo. Te colgarás de mi cuello y me llenarás de besos porque sentirás que jamás te han querido como yo te quiero.
Hoy será diferente. Estaremos en el lecho recostados frente a frente mirándonos fijamente y abriendo los espíritus. Estará de lado la pasión de los cuerpos. Me contarás tus sueños y yo, mis fantasías. Y así, en los ojos las caricias harán, que se besen las almas.
Despacio, lento. Disfrutando cada caricia que nos regalan los cuerpos. Sintiendo el sabor de la vida en tu mirada, en tus besos haciendo que se detenga el tiempo justo allí, entre tus manos y mi piel. Gozarnos mutuamente en este universo de sentimientos donde solo importa el quererse y el resto, no existe. Despacio, lento sorbiendo cada gota de amor que brota de las almas.
Hace brillar el sol los colores de los paisajes que se ponen a nuestros ojos. Relucen los jardines, más blancas son las nubes. Y vuela mi fantasía imaginando tu rostro, el que encuentra la belleza en cada rincón perdido o la crea cuando no existe. Y en esa fantasía, me quedo en tus ojos porque en ellos veo el brillo de la vida.
Remontaré cometa. Llegaré muy alto hasta donde los vientos me dejan. Pasaré entre nubes. Buscaré una estrella Elegiré la más bella para traerla a la Tierra y en el pecho ponerla de mi amada. No bajaré la Luna, eso lo hacen los poetas, y yo, con mis míseras letras no puedo pretender tanto. Por eso le bajo solo una estrella. No es que a los cielos suba, solamente con la cometa vuela mi alma.
Vienes a mi con el alma alborotada. La fatiga cotidiana impunemente te desgasta y te entregas a mis brazos para encontrar la calma. Entonces, comienzan las caricias, las palabras que sanan y todo el clamor de tus ansias va cayendo en susurros hasta que se apacigua el cuerpo y la mente descansa. Eso, también es amor. Y acurrucada en mi pecho me entregas por entero el placer que te causa. Y justamente es eso lo que me da la felicidad de amarte.
Rugen los vientos enfurecidos. Tienen afán de llevar mi cariño que los puse en sus soplidos para que lleguen a tu alma. Golpearán las puertas, entrarán por las ventanas y no habrá resquicio por donde mi sentimiento no entre. Se moverán las cortinas, se sacudirán los tapetes. Se adueñarán de las paredes buscándote hasta que te encuentren. Y en ese momento, cuando se aquieten, sabrás que eres la mujer más amada.
Estarán mis caricias aguardando tu llegada. Las rosas están listas y la casa bien arreglada. Mi espíritu impaciente no sabes cómo se siente ante la posibilidad de tenerte otra vez entre mis brazos. La paciencia derrotada ante la ansiedad desesperada que ya no sabe cómo hacer para engalanar tu llegada, porque eres dueña de mi todo y más que todo, de mi alma.
No me alcanza con amarte. Necesito crear jardines donde tu vista se sacie de encontrar tanta belleza. Quiero fabricar cielos con un sin fin de blancas nubes para que en ellas dibujes todas las fantasías. Pretendo crear un prado con un césped acolchado para que recuestes en él tu cansancio y también que tenga un árbol para que lo visiten los pájaros y alegren tus oídos con sus trinos. No me alcanza con amarte pero solo estos sueños es lo que tengo para darte.
Navegan mis caricias sobre tu piel. La posesión no es del cuerpo sino del alma, porque el sentimiento es una llama que invoca a sentirte muy dentro mío. Y por eso te acaricio porque no puedo sacar lo que hay en mi pecho y brindártelo en un cofre de cariño. El amor tiene estas cosas que no alcanzan los sentidos, ni palabras ni gemidos que puedan en susurros expresar lo que se siente. Y yo, te amo.
Finas las gotas caen sobre los cristales empañando la mirada sin dejar ver el horizonte. El invierno atiza el fuego encendido en el hogar y tu imagen en el recuerdo trae calor a mi alma. No desesperan las ansias de tenerte porque el tiempo me regaló la calma para saber esperarte y en el encuentro entregarte lo que el sentimiento ha madurado. Y si, porque tras el tiempo hemos cambiado y el cariño es más profundo. Y con esta paciencia ganada con los años, te espero, porque se que te quiero ya llegando al invierno de nuestras vidas.
Amarte no es solo llenarte de caricias y besos profundos. Es tener el oído agudo para escuchar tus sentires. Es entender como piensas y de alguna manera ofrecerte un detalle. Es tomar tu mano poniendo mi corazón en ella y compartir lo bella que es la vida. Amarte es sentir como niño jugando con palabras que quizás sean tontas pero nos dan alegría. Es descubrir tu sonrisa cada vez que digo cuanto te amo.
He vivido. Siempre tuve fantasías rondando por mi espíritu que sin saber como las fue haciendo realidad el destino. Desde niño, soñaba con viajar y mis botas han recorrido muchas más distancias de las que cabían en mis sueños. Siempre busqué el amor y en mis tantas trayectorias he logrado triunfos y derrotas que al fin y al cabo, hicieron a quien soy hoy. Y aquí estoy, de frente junto a ti presentándome con el alma abierta, feliz y contenta de haberte hallado, que ahora, tras correr los años, se da cuenta que la vida, eres tu.
Acompasan las olas mi deambular por la playa. El cielo estrellado y la densa calma llevan mis pensamientos a horizontes invisibles. Y no concibo la vida si no estás a mi lado aún, en esta soledad que he buscado, te llevo muy dentro mío y me sigues acompañando. Porque el amor no tiene distancias ni los sentimientos fronteras.
Tengo frío. Un sentimiento solitario invade mi alma y necesito tu caricia, la que me calma, la que me entibia. Pero más que ello, necesito tu presencia para que me regale esa sonrisa para que me diga, como siempre, que todo se puede.
Va trayendo el viento otras estaciones. Se acerca el otoño, el invierno; pero mientras tu mano se encuentre con la mía la primavera de la vida siempre estará en nuestras almas. Qué feliz me hace tu sonrisa y los arrumacos para recostarte en mi pecho. Soy feliz con la caricia que me entrega tu sentimiento y esa invasión en el espíritu que me dice cuanto te amo.
Testigos son los mares del amor que nos tenemos. También lo son los cielos en cada caricia que nos damos. Y en cada beso profundo las planicies y los valles también son testigos. Porque cuando entramos al paraíso que formamos en el lecho el Universo entero es testigo de que creamos la vida. Y de allí nunca salimos pues tras saciar la sed de las ansias, en cada mirada, en cada palabra, o cuando nos cogemos de las manos para continuar en los senderos del destino, es cuando más nos amamos.