El frio del rocio
congela las manos
y no hay guante que soporte.
La escarcha está en todos lados
y uno quiere moverse
pero no se puede
pues ellos están pendientes
como nosotos lo estamos
de que suceda algo
y comenzar así los disparos.
Mucha quietud en el ambiente.
No se sabe si es bueno o malo.
Alguien dice que se están retirando
pero tampoco se arriesga a moverse.
Ya es parte de la piel el uniforme
y no abriga como antes.
Cuánto daría por abrazarte
y sentir como tu cariño
entibia mi alma.
Y con cada pensamiento
un suspiro se me escapa
imaginándome tu rostro,
sumergiéndome en tu aliento
aspirándolo en un beso
que tanto me hace falta.
Todo está muy quieto
y lo único que quiero
es que tu estés a salvo.
Daniel Valdman.
