de tanto explotarla.
Llora en sus huracanes,
grita en sus volcanes
estremeciendo los mares
y los ríos que la nutren.
La gente desespera
haciendo murallas de arena
y los bosques siguen quemando.
Qué contradicción el ser humano,
mientras ama a su perro
mata a un becerro
para poder alimentarlo.
Y los bosques siguen ardiendo.
Este dios del dinero
creó nuevas bacterias
despertando a la miseria,
matando a la conciencia
mientras los poderes déspotas
se van llenando los bolsillos.
No alcanza el amor
ante tanto delirio.
Y suerte tengo yo
de que estés a mi lado
invadiéndome con tu cariño
dándome nuevas fuerzas
para luchar contra un destino
que no quiero heredarlo a los hijos
que juntos hemos criado.
Daniel Valdman
