Me quedé dormido abrazándote
y fue la sensación de placer mas grande.
Mi cuerpo pegado a ti
no quería desprenderse
mientras la mente navegaba
entre espesas nubes de cariño.
El haber entregado todo
liberó al espíritu
sintiéndose feliz y contento
de que hayas recibido
todo el sentimiento.
Entonces, en el sueño mágico
tras el deseo,
se fundieron las almas,
ya tranquilas, ya calmadas,
en ese abrazo de paz,
que es amor eterno.