al ver tanta maldad, tanta decidia
que hasta el soldado enemigo
cambia de bando.
Mientras ayer nos disparábamos
hoy lo tengo a mi lado
defendiendo la misma causa.
Ver a tantos niños
seguir pasos desesperados
escapando del miedo, del terror,
de las bombas que nos van tirando.
Si los comandantes estuvieran en el frente
no se si arriesgarían a su propia gente
luchando por ideales que no los pertenecen.
Al que fue mi enemigo
lo tengo aquí a mi lado
compartiendo un café, un cigarrillo
o estrechándonos la mano
porque es más fuerte su conciencia
que la orden recibida
y eso me demuestra
que estamos ganando la batalla
a costa de sangre, de dolor, de heridas
sintiendo que somos los únicos
en defender la vida.
Y con el fusil en la mano
sigo luchando en esta guerra
aunque bala tras bala
sigo sin comprenderla.
Daniel Valdman
