a caminar por la playa
en la noche estrellada
hasta el sin fin del firmamento.
Se come la oscuridad el océano
mientras las olas no cesan
de cantar su concierto.
Ninguna luz remota
que no venga desde el cielo
navega por las aguas
en el espacio que contemplo
abarcando en mi todos los sueños
de muy lejanos puertos
a los que nunca he arribado.
Y me quedo aquí,
por las sales embriagado
cubriéndome el cuerpo de espuma
y de libertades el espíritu.
Soy ave quieta
que vuela por fantasías
que quizás deseé toda la vida
y nunca hice nada por lograrlas.
Quizás, ya deba empacar la mochila,
ceñírmela a la espalda
sujetándole a ella la carpa
sin tener a la mano un mapa
en lo impredecible de mi destino.
Soltar al viento las amarras
de todo lo que me detiene
y mirando al cielo gritarle
prepárate vida
que me voy contigo.
Daniel Valdman.
