Te llevo una rosa
con el desayuno.
El rosal me ha permitido
entregarte este regalo
porque sabe que fue sembrado
con mucho amor y cariño.
Él sabe bien que te amo
y comparte conmigo
la alegría que te causo.
Te la entrego sin espinas
para que no te hagan daño
y así disfrutar de tu sonrisa
aunque sea muy temprano.
Es púrpura como la sangre
que late en mi pecho
llevando los sentimientos
que tengo para tí guardados.
Te llevo una rosa
con el desayuno
mientras pongo mi alma
en tus manos.
Daniel Valdman