Le abro la puerta a la vida
aunque oscuros nubarrones
amenacen el día.
Te acerca mi caricia
al jardín del sentimiento
y empalagado de tu sonrisa
siento cuánto te quiero.
Nada nos decimos.
Todo queda en las miradas
que como una maravilla
dejamos ver las almas
que luchan para unirse
en más besos y caricias.
Se va haciendo tarde.
El café se nos enfría.
Mi pasión quiere amarte
aunque la razón lo impida
y con un beso en la mejilla
me dices que llegó la hora,
que ya debo marcharme.
Que las obligaciones no imploran
y que debo cumplirlas.
Y prometes esperarme
con los brazos abiertos,
con todo el sentimiento
para que durante la jornada
no me olvide que me amas
y se que volveré
porque también te amo.
Daniel Valdman
