para cumplir sus labores.
No llega el transporte
mientras los minutos corren
y los pasajeros desesperan.
Los cuerpos se inquietan,
las filas no respetan
preparándose para atacar las puertas
apenas el bus aparezca
y ya se sientan en camino.
Lunes, semana de faenas
corriendo tras los horarios
que las obligaciones imperan
porque ya se acabó el descanso
aunque el cuerpo no lo sepa
y hay que llevar comida
al plato sobre la mesa.
Al músculo le cuesta
entrar en movimiento
queriendo seguir durmiendo
en el descanso del Domingo.
Pero es Lunes y la semana comienza
con la misma rutina de sus carreras,
los arriendos, los servicios,
los colegios
y sobre todo,
ese plato de comida
que debe llevarse a la mesa.
Daniel Valdman.
