a ponerse de manifiesto
impulsando a las aves migrantes
buscar la primavera
en el sur del continente.
Mientras nosotros,
creando jardines en el lecho,
hacemos primaveras entre las cobijas.
Cuanto calor tiene tu abrazo.
Que suave aroma el de tus cabellos
y que sabor delicioso
el gusto de tus labios.
Despreocupados del gemido de los vientos
ni de las primeras gotas
que lloran desde los cielos
apretamos más los cuerpos
encontrando el calor
que pretenden las almas.
El silencio impone respeto
al clamor de los rayos y truenos
que te asustan y te escondes
en el nido que encuentras en mi pecho.
Llueve y el tintinear del agua en el techo
impone la sinfonía
que acompaña con su música
la profundidad de nuestros sentimientos.
No nos movemos, estamos quietos
y ese calor nos sumerge
volviendo al mundo de los sueños.
No te preocupes amada mía
que la tormenta se irá algún día
asustada por la primavera
que creamos en el lecho.
