Abrazo

Tan solo fue un abrazo

y me llenó el espíritu de cariño.

Se apretó mi espalda a sus manos

y los pechos se unieron

con un mismo latido

recobrando la fe y esperanza

que lo malo ya ha pasado,

que la soledad se ha escapado

y que no se está solo 

en este camino.

Tan solo fue un abrazo

para pintar un paisaje distinto

donde los colores 

por si solos brillaban

mezclados entre lágrimas

de angustias y dolores ya vencidos.

No hicieron falta las palabras

porque entre las almas

ya estaba todo dicho

y el calor del sentimiento

todo lo inundaba.

Tan solo fue un abrazo

y trajo de nuevo la vida.

Daniel Valdman.

Luna azul

Sorprenderá la Luna

con sus nuevas prendas.

Será el astro nocturno

a quien mirarán los poetas

luciendo galas nuevas

en cada uno de sus versos.

Se mirarán juntos los enamorados

y muy cogidos de las manos

se llenarán de promesas

sin decirlas, sin hacerlas

enviándolas en silencio

al nuevo celeste astro.

Una vez cada cuatro años

todo el mundo espera

este mágico cambio

que nos regala la naturaleza

de tan solo una noche

que los sueños alertan.

Exactamente hoy,

a las veinte treinta

por un instante todos

miraremos al cielo

suplicando

un mejor futuro

para nuestros hijos.

Daniel Valdman.

Descanso

Se posó la noche
sobre el cansancio.

Los músculos claman

un poco de descanso

mientras el sueño se pierde

tras los ojos cerrados

y la mente se vacía

dejándola en blanco.

Se entrecruzan imágenes

sin encontrarles sentido

en historias que quizás

pudieron haberse vivido

o solo son fantasías

de lo que se anhela

sin haberlo conseguido.

El sueño, reposo obligado

de lo que se ha trabajado

y como a un mundo paralelo

nos lleva a otros lados

donde no podemos dominarlos

ni siquiera poder cambiarlos

porque son independientes

de nuestros actos, 

de nuestro consiente

y es nuestra manera

de volar y ser libres.

Daniel Valdman.

Requiem

Hay penas compartidas.
Sucesos que no se esperaban
y caen como una roca
desde lo más alto de la colina.

Como a un ser querido

que cambiará su destino

por senderos que no retornan.

Momentos sin consuelo

y vienen a la mente

cada día de su historia

que hemos compartido.

Nos duele que se vaya

aunque alguna vez

también tendremos que irnos.

Pero es muy grande la distancia

para volver a encontrar sus manos

con la suavidad del cariño

y hacernos sentir como niños

con su apego y su confianza.

Duele compartir 

un dolor tan agudo

y por eso estoy de luto,

no por los que se van

sino, por los que quedan dolidos

al no saber calmar su pena

tan solo ni siquiera

con un apretado abrazo.

Daniel Valdman.

Sol

Iluminando la vida

sale el Sol todos los días

justo a la hora correspondida.

No se atrasa ni adelanta,

siempre puntual a su tiempo

que solamente él lo marca

dependiendo de las distancias,

esquivando las montañas

y de algún que otro cerro.

A veces las nubes lo esconden,

vaya a saberse sus celos

pero él hace que se vean más blancas

navegando en el azul del cielo.

Y cuando las tormentas atacan

desafiando las maravillas celestes,

hace saber que sobre ellas,

más brillante y más fuerte

aparecerá sobre sus espaldas

por más rayos y truenos que atormenten.

Y así es nuestra vida.

A veces con lágrimas,

otras con sonrisas

pero sabiendo que en la esperanza

siempre habrá un Sol que nos aguarda

iluminando los caminos

sin importar cuantas nubes

quieran ocultarlo.

Daniel Valdman.

Dolor

La respiración se acelera
al igual que el pulso.

Las manos se crispan

aferrándose a la vida

con toda la intención

de no perderla.

Y las preguntas de lo que hicimos

para recibir perdidas respuestas

de lo que no tiene remedio,

de lo que en este momento 

nos afecta

bullen en el cerebro

dando vueltas y vueltas

culpando a todo lo que hicimos

o a lo que no escuchamos,

a los consejos que no atendimos

o a la terquedad de seguir en el daño

que jamás hemos arreglado

y habernos mantenido

siempre en lo mismo.

Si, al que padece le duele,

pero más le duele

a quienes amamos.

Daniel Valdman.

última estación

Pita el tren

anunciando su salida

y en el andén quedan flotando

besos en el aire 

con manos extendidas

y angustias en los pechos 

por el dolor de la partida.

Llega otro tren

al andén de enfrente

que está lleno de gentes

esperando pasajeros

para recibirlos con abrazos y besos

repartiendo bienvenidas

entre mares de sonrisas

y corazones abiertos.

Y así nos trata la vida

entre idas y venidas

en diferentes estaciones

con primaveras e inviernos,

con veranos y otoños.

Y a esta edad,

con los cabellos canosos

y la piel vencida,

doy gracias de haber andado

muchas veces

por todas las estaciones.

Daniel Valdman.

Sueño

Suave,

tu piel como una seda

mis ansiedades eleva

para seducirte y conquistarte.

Un solo roce, un simple instante

alcanzó para desearte

sin pudores ni penas,

Escuché que tu voz hablaba

no se de qué cosas

pues estaba en otra parte

imaginándome la historia

que podría surgir al abrazarte

y con el sabor de tus labios embriagarme.

Sin resistencias, sin afanes

regalándote mi calor en cada caricia

haciéndote sentir

mi deseo de tenerte

y con él contagiarte.

Leyeron tus ojos

lo que los míos decían

y me invitaste a una franca huída

del tumulto de la gente

apretándome la mano fervientemente

guiándome hacia donde

tu palpitar sabía.

Y de repente, en un fuerte impulso

con casi un grito dijiste

vamos, no sueñes, despierta

que el trabajo no espera.

Daniel Valdman.

Jardines

Comienza un nuevo día
y buscaré la energía
para mejorar el mundo.
Me dibujaré una sonrisa
para que las miradas furtivas

se contagien de ella

y se saluden con alegría

también las miradas obtusas.

Pintaré en las paredes

la palabra SONRÍA

para cambiar adustos rostros

que contaminan la vida.

Jardines exuberantes

muy llenos de colores

pintaré sobre el asfalto

que su gris entristece

para que los carros rueden

sin tensiones ni desaires.

Habra música en los ojos

entre quienes se miren

y la barca de mi espíritu

navegará por los aires

montada en globos de pétalos

que lloverán en las ciudades.

Quiero cambiar al mundo

sembrando jardines en las almas.

No podré hacerlo solo,

únicamente, si tu me acompañas.

Daniel Valdman.

Distancias

Quieta la ciudad

con el músculo aún dormido

sin escuchar los sonidos

de las máquina que aguardan

a ser impulsadas

en la labor cotidiana.

Del otro lado del río,

donde la luz artificial se apaga,

hace mucho que comenzó la labranza

para combatir el hambre

que en la ciudad amenaza.

Llenar los camiones

con bultos de papas,

de zanahorias, de remolachas

poniendo en cada esfuerzo

el poder de la esperanza

que la cosecha de su fruto

en el mercado que los aguarda.

Hacen falta muchas cosas

entre prendas para montaña,

cambiar el arado,

nuevos pares de botas,

alimento para los caballos,

abono para la tierra,

mientras en la ciudad

la gente se despierta

para ver los mensajes

que suenan a las puertas

de la tecnología moderna

que los estómagos no alimenta

y a la vez, vacía las almas.

Daniel Valdman.

Ángel

Y sin sospecharlo
se apareció un ángel
con sus ojos celestes
y sus alas cerradas.

Ningún sonido 

salió de su garganta

aunque yo sentía 

que me hablaba.

Preguntó por mi vida,

si acaso ya tenía

la felicidad tan buscada

o qué era lo que me faltaba

para poder lograrla.

Tantas preguntas

y a la vez tan importantes

que en un enredo de respuestas

al igual de intrigantes

estiré la mano para afirmarme

y sin darme cuenta,

alcancé a tocarte

y al despertarme

de la ilusión que tenía

me di cuenta que mis preguntas

en ti, ya lograban sus respuestas.

Daniel Valdman.

Dormida

Se quedó flotando la idea
sin hallar la palabra

para contar lo que la mirada

agudiza el sentimiento.

Viéndote tendida en el lecho,

con un respirar pausado, lento

navegando entre los sueños

que quisieras realizar esta mañana.

Y un calor inmenso brota de mi pecho

queriendo cobijar todo tu cuerpo

hasta llegarte al alma

compartiendo juntos la almohada

que oculta nuestros secretos.

No quiero despertarte.

Deseo que llegues muy lejos

para que después me cuentes

lo que hallaste en el Universo

en donde los ojos no alcanzan

y está de más la palabra

en el mundo de los sueños.

Aprietas mi brazo a tu pecho

sin dejarme que me vaya

y con ese acto me has nombrado

copiloto de tus fantasías.

Daniel Valdman.

Moderno

Cómo los tiempos están cambiando!!!!
Hoy se hace inconcebible
utilizar el lápiz sobre una hoja en blanco.

Lo que no es con un teclado

se hace incomprensible

y hasta en un reloj de pulsera

se puede escribir el mensaje.

Se perdió el sentimiento

de cuando se dibujaban las letras

que con una regla severa

nos obligaban a corregirlo.

Pero fuimos aprendiendo

que quienes nos leen, nos comprendan.

Tengo bolígrafos por todos lados,

borradores por donde quiera

porque si una idea se presenta

debo de tener el grabado

para después desarrollar el tema

que me tenga inspirado

y así compartirlo con quienes quieran.

No, no es tan fácil ser poeta

y más aún, si no se tiene teclado.

Daniel Valdman.

Sismo

Tembló.
La Tierra dice que está viva.
De nada sirven los egoísmos y las envidias
y menos aún los corazones cerrados.

Todos salieron a las calles

mezclándose entre poderes y rangos

con el mismo miedo

de perder la vida.

No hubo diferencia

entre mendigos y millonarios

y los jefes autoritarios

también temblaban como marionetas.

Cada uno con su historia

de lo que había pasado.

Se buscaba a los compañeros

con los que estaban trabajando

para asegurarse que estaban todos,

que ninguno habría faltado

a la salida de emergencia.

Muchos tomados de las manos

para superar el susto

que todavía no han tragado

y otros implorando

que ya todo haya pasado.

Tembló, la Tierra ha hablado

y lo que esto ha demostrado

es que todos somos iguales.

Daniel Valdman.

Memorias

Y fueron cayendo los recuerdos
rememorando los besos 

que se han dado
y los que quedaron flotando
por culpa de la inocencia.

Rostros, caricias, momentos

de los que fueron aprovechados

y de los que en el aire quedaron

a la espera de una respuesta.

He viajado tanto

y mucho se perdió en los caminos.

Los nombres casi no distingo

de los rostros apasionados

que alguna vez me miraron

con ojos cargados de cariño.

La memoria juega conmigo

como pidiéndome cuentas

de todo lo que he vivido

hasta este trance de la historia.

Será que me da más tiempo

del amor enamorado

o será que se me ha acabado

por haberlo tanto gastado

entre besos y abrazos

y entre promesas olvidados

por ser tan incumplido.

Pero igual, mucho lo he disfrutado

aunque los nombres no recuerde,

aunque muchos besos

se me quedaron en los labios.

Daniel Valdman.

Realidad

No escondo mi edad,
tengo encima todos los tiempos
plagados de experiencias
tanto propias como ajenas
que el cuerpo ya las siente
con sus marcas de memoria.

Vuelven manchas de cicatrices

que alguna vez fueron heridas

y están para todos a la vista.

Pero las que no se ven

son las que más duelen

porque han dejado su marca

en los rincones de la conciencia.

Entonces se valoran fuerte

tras vendavales y tormentas

rogando por otro día de sol

para borrar las inclemencias

y tener la sonrisa abierta

sin pretender que alguien comprenda

las cargas que lastiman los hombros. 

Hoy el alma se rebela,

no quiere saber de patrañas,

desea mostrarse libre y soberana

sin pudores, sin máscaras

y con las verdades a cuestas

de todo el tiempo que se lleva

con experiencias propias y ajenas

que al fin y al cabo

han forjado esta vida.

Daniel Valdman.

Hoy

La ciudad callada
en esta madrugada.
Las sirenas no tienen
su aviso de emergencia
mientras las calles
a otras horas atiborradas
se mantienen vacías
a la espera de sus carreras.

Las aves aún no trinan

y apenas se escucha

el goteo del agua

que cae en el rocío

alimentando a las matas.

Solitario silencio

albergando pensamientos

que alguna vez fueron sueños

de futuros que ya pasaron.

Queda mucho por hacer

y también hay mucho

que no se ha hecho,

el balance está parejo

y doy gracias a los cielos

por regalarme este nuevo día

mientras decido

donde gastar las energías

teniendo muy claro

por donde comienzo,

si por el ayer,

que ya no tiene arreglo

o por el futuro

que siempre será incierto.

Daniel Valdman.

Vejez

Pasan los años, los meses, los días
y el cuerpo se declina
ante el desgaste del tiempo.

Ya se cuida la energía

ante cualquier esfuerzo

y se tiene más cuidado

por donde se camina.

La memoria falla más seguido

y se pierden los nombres

de quienes eran conocidos.

De lo que se fue perdiendo

dejándolo en el camino,

se ganó mayor conciencia,

han cambiado los sentimientos.

La profundidad del intelecto

se ahondó más en sabiduría

y las tormentas de la vida

se transforman en experiencias.

Y por lo que ayer se corría,

hoy se le da más tiempo,

aunque el paso sea lento

y la premura no exista.

Se acabaron las urgencias,

la paz está de manifiesto

pues cada vez hay menos tiempo

para seguir disfrutando la vida.

Daniel Valdman.

Rocas

Golpean las olas las rocas
abriéndose en abanico
como si quisieran tragarme.

El muelle me protege de mojarme

aunque me quede quieto

perdido, hipnotizado.

Qué fantástico concierto,

qué danza tan exquisita

que ningún compas desafina

repitiéndose siempre el mismo.

Solo para mi es exclusivo

pues no hay otro espectador a la vista

y el paisaje se me brinda

en el escenario sublime

entre el mar y el cielo.

Las aguas golpean las rocas

mientras en el espectáculo yo vuelo

convirtiéndome en sueño

siendo parte del paraíso

queriéndolo compartir contigo

pues sin ti no es lo mismo

porque tu, eres la creadora de mi vida.

Daniel Valdman.

Tu

Tengo en el pensamiento

tus palabras y tus silencios.

Tus sonrisas y tus gestos

y las manos que hablan

cuando dibujas lo que dices.

Tengo los susurros

que solo tu entiendes

pues hablas sola a veces

y escuchándote,

no alcanzo a comprenderte.

Tengo tu caminar

transitando por la casa

y tu manera de arreglar

lo que ya está arreglado.

Las gafas que se te pierden

y que quizás las tengas puestas

o en un bolso o en la cartera

y que no puedes verlas

justamente, por perderlas.

Si, tengo tu vida en mi mente

y doy gracias por tenerte

porque al amarte, haces mi vida.

Daniel Valdman.

Luciérnagas

Titilan las estrellas

al paso de las nubes

como si fueran luciérnagas

en la búsqueda de su pareja.

No tengo una luz que te llame

y me aprovecho de ti

que iluminas mi conciencia

haciendo que mi sentimiento se vea

por los ojos, por los versos, por el alma.

No encuentro mayor calma

que al tenerte en mi presencia

haciendo que el corazón lata

tras las ansias de tu caricia

y mi cuerpo se estremezca

queriendo apretarte en un fuerte abrazo.

No me alcanza tu tímida mano

que solamente me roza

como queriendo decir alguna cosa

que la palabra no alcanza

incitando a mis labios

para callar tu boca

y hundirme en el universo

de mi amor correspondido.

Daniel Valdman.

Espera

Con la mirada lejana,
atravesando el espacio,
solamente se quedaba
varado entre recuerdos.

Cada tanto miraba sus manos,

y de vez en cuando, la casa

que estaba a sus espaldas

creyendo que alguien lo llamaba.

No había nadie en su vida solitaria

pues todos ya se habían ido.

Los hijos tras la vida,

el amor tras los sueños

que seguro estará en los cielos

a donde él espera ir algún día.

Acaricia su cara rugosa

como quitado telarañas del cerebro.

Mira dónde quedó el arado

y siente que ya está cansado

de tantas siembras y cosechas,

de tantos veranos y primaveras

que se han llevado los otoños.

Solo él espera

llevar sus frutos a los cielos

donde sabe que ella lo aguarda

con sus historias y sus recuerdos

mientras sabe que fue maravilloso

el tiempo en que se amaron.

Daniel Valdman.

Batuque

Hilaba la lana
para tejerla
y en cada puntada soñaba
como le quedaría la prenda
a quien tanto amor
ella le entregaba.

Medía la sisa,

estiraba las mangas

y en medio del pecho

un corazón dibujaba

con otro color de lana

como si saltase de la prenda.

No pretendía ningún gracias,

solo vérsela puesta

y mientras tejía

casi en silencio le decía

lo elegante que se vería

con su nueva indumentaria

que del frío la protegería

y en el calor se la quitaba.

Dulce movía la cola

al sonido de las palabras

porque sabía que era suyo

todo el cariño que ella tenía

y él feliz y contento estaba

mirándola con todo el amor

que solo ese perro puede darle.

Daniel Valdman.

Esquina

Llegué a verlo

al final de la cuadra

como vigilando las esquinas.

Un perro meneando la cola

vino a saludarlo

y él, con una caricia,

lo llenó de alegría

que se tiró al piso

mostrando su panza

para recibir más cariños.

Vigilaba los buses

mirando si en las ventanas

habría alguien que lo buscara

en su sola vigilia.

Hasta que pasó una niña

y sin saber con qué mágia

le entregó un ramito de rosas

todas ellas sin espinas

y poniendo los labios en su mano

sopló un beso de despedida

diciéndole muy despacio

que algún día 

cruzará por su camino.

Y una señora mayor

que vió conmigo lo mismo,

me dijo que ese era el amor

que aparece en cualquier esquina.

Daniel Valdman.

Felicidad

Dime, con qué sueñas despierta?
Con playas tranquilas y arena fresca?
Con aguas transparentes
que reflejen tu belleza
o con paisajes de primaveras
que hagan juego con tu alma?

No, no lo se

pero no soñamos lo mismo

pues yo, estando bien despierto

sigo soñando contigo

porque vaya a saberse

qué magia del destino

me hace sentir 

que estar a tu lado

es la continuación del sueño

que siempre he tenido.

Pues sueño con tus caricias

aunque entre mis manos 

tenga tu mano

y sueño que te estoy besando

aunque tenga atrapados tus labios

en la pasión intensa de amarte.

No, no sueño con playas ni mares.

Solo sueño contigo

porque eres el motivo de mi vida.

Daniel Valdman.

Sueño

Estiro la mano
para poder alcanzarte.
Saltas, ríes, bailas
haciendo mi desespero

ya parte de locura.

Para mi no es un juego,

necesito abrazarte.

aspirar tu perfume,

con tus cabellos enredarme.

Paladear el sabor de tus labios

y sin pena a tus brazos entregarme.

Y sin embargo

no te compadeces de mi esfuerzo

y sigues saltando y riendo

cada vez más cerca de mis besos

dejando siempre un casi

en la punta de mi lengua.

Y me quedo en tu mirada fresca

como la escultura más bella

que el hombre halla creado

y te dejo seguir jugando

en lo más profundo de mi sueño.

Daniel Valdman.

Luna de Agosto

Noche de tormenta
en la última luna llena,
como si el cielo se entristeciera
al ver que su enamorada
pasa a pertenecer a la ausencia

llevándose los secretos y las promesas

de las almas desesperadas

por encontrar una caricia.

No cualquiera, la más exquisita

que llene la piel y las ansias

e inflame los pechos de sentimiento.

Lloran los cielos

suplicando su regreso

para borrar las penas

sometidas a la esperanza

y seguir brillando

como el más grande astro

al que se rinden los enamorados

y hace crear sueños

entre besos y abrazos

y palabras al oído

concibiendo la conquista.

Daniel Valdman.

Renacer

Se tiñe con espuma
la arena blanca.

La inmensidad de la playa

me invita a unirme

a su distancia

y perderme entre olas y viento

en profundos pensamientos

que quisiera borrarlos.

Y por ello

voy dejando mi huella a cada paso

para que el mar se coma los recuerdos

y me dejen avanzar

en el mundo nuevo

que tu cariño y comprensión 

me ofrecen.

Deseo amarte

sin pasado, sin historias.

Con el alma limpia

de experiencias perdidas

buscándote en la vida

hasta que pude hallarte.

Quisiera tener los brazos y labios castos

para abrazarte y besarte

con la santidad del sentimiento

y la inocencia del principiante.

Pero ha pasado el tiempo

y es ahora que te encuentro

cuando mis fuerzas ya se acaban

y cuento cada día que pasa

con nuevas horas para amarte.

Mi cabeza ya está cana

y por eso muy de madrugada

camino por la playa

dejando las huellas

para que el mar las borre

y cuando ya no aparezcan

sabré que he vuelto a nacer

para entregarme a tus brazos.

Daniel Valdman.

Primavera

Se acabarán los fríos invernales.
Guardaré los abrigos,
las botas forradas,
los guantes de montaña
y esas bufandas que me ahogaban.

Abriré las ventanas

invitando entrar a la primavera

y la primer rosa que vea

la cortaré para llevártela a la cama.

Le pediré al Sol que comparta

el calor de nuestra cabaña

y mientras en el hogar la leña arda

prepararé el café que ya me llama.

Y comenzará la nueva vida

sin temores de tormentas

mientras en los campos se despiertan

todas las flores silvestres.

Te mostraré el paraíso

que brillará en nuestros ojos

y por la fuerza del capricho

te sentiré en una caricia

mientras tu con una sonrisa

besarás mi mano agradecida.

Y así, entre primaveras nuevas

y florecidas praderas,

nos seguiremos amando

hoy, como hace tantos años

superando los inviernos.

Daniel Valdman.

Contagio

El mal está en el aire,
imposible detectarlo.
Ataca a los humanos,

a las máquinas, a los animales.

Algo habremos hecho

para que este mal se expanda

o nos faltó hacer algo

que impida esta batalla

mientras se come nuestra energía.

Se interrumpen las comunicaciones.

Tienen fiebre los operadores

y los sistemas no funcionan.

Volver a usar el tapaboca

para descubrir nuevos ojos

y así también la tristeza

que se esconde en las almas.

Solo falta la medicina,

la magia de un elixir

que nos devuelva la alegría

al curarnos de tantos males.

El mundo está cambiando

y somos todos los culpables.

Los niños no juegan en las calles

y todos en su encierro

tratando de no contagiarse

sin saber de qué o en dónde.

Y lo que más duele

es la falta de sonrisas,

esas que al decir buenos días

mutuamente se alegraban

al estar con las caras tapadas

y hundidos en sus conciencias.

Daniel Valdman.