viernes, 21 de octubre de 2022

Llueve

Tras los cristales llueve
y mientras los vidrios se humedecen 
invaden las nostalgias
de tiempos irrecuperables.
De cuando todo era más sencillo,
que hablar con un desconocido
no tenía temor ni desconfianza.
Sentir tener la misma sangre con el amigo
y hablar de frente sin ocultar los rostros.
Cuando los vecinos eran el primer auxilio
y la soledad no existía
porque siempre había alguien
para escuchar o ser escuchado.
Cuando el pan de las fiestas se compartía
cerrando la calle con mesas y sillas
y festejar así la llegada del año nuevo.
De casa en casa un brindis en navidades
y llegado del Domingo, el partido en la calle
donde jugaban todos sin haber espectadores.
Otros tiempos, otras vidas
y gracias a la realidad de las fantasías
que cambió todo con la tecnología
hoy estamos dispersos
teniendo a los amigos por teléfono
sin poder estrecharnos la mano
y sin hablar de un abrazo
entregando el alma en el sentimiento.
Si, los vidrios humedecidos
me traen recuerdos
y me cuesta acostumbrarme
a las novedades del momento
aunque ya haya vivido mucho
y cada día, me quede menos tiempo.
Daniel Valdman.