el calor del sentimiento
sin darme cuenta
que lo sembraba en mi mismo.
Lo pinté con perfumes
para que una vez florecido
te invada su aroma y mi cariño.
Lo llené de colores
y de formas distintas
para que tu elijas
con cuál quieras quedarte,
porque todos los días no son iguales
y a veces las caricias remolonas
no desean despertarse.
Quizás las angustias o las ansiedades
cambian el tono de lo que he sembrado
porque sigo siendo humano
con todos sus tonos y colores.
Y es así como te amo
con mis defectos y virtudes,
con la rosa que no te he dado
y con el sueño de jardines.
Porque eres tu, capullo de mi alma
a quien le pongo el corazón en las manos.
Daniel Valdman