Búsqueda

Subyugado por el canto de las olas
en su ir y venir hacia la playa
dejo perderse la mirada
en el horizonte confundido con la noche.

No hay más límites

que unos metros de agua

donde la espuma hace su llegada

y el infinito atrae ansiedades y recuerdos.

Y quiero navegar

en las profundidades del océano

tratando de liberar el alma

para que se purifique en esas aguas

que han recorrido todo el mundo.

No deseo llegar a ninguna costa.

Solo hundirme en el mar

siendo parte de la noche

y en la oscuridad total

sentir la luz de la vida.

Hallar el motivo de mi existencia,

saber si he cumplido

o si no he llegado a la meta

que dispuso así el destino

y que dejaré de herencia.

Me invita a caminar la arena

con el canto de las olas

y los pensamientos perdidos.

Daniel Valdman.

Jardín

Veo por la ventana
el jardín que has creado

tratando a cada planta

como si fuera tu hija

comprendiendo su necesidad

de abono o de agua

o poniéndola en la sombra

porque el sol está muy fuerte.

Y las plantas te agradecen

con cada capullo que generen

para convertirlo en flores

creando nueva vida.

Y así es nuestro nido

regándolo de amor y cariño

creando nuevos sentimientos

más profundos que las caricias.

Quizás la edad, quizás el tiempo

hizo crecer las raíces

muy metidas en nuestros cuerpos

que nos hacen sentirnos vivos

simplemente con mirarnos.

Y nos comprendemos

y nos amamos

sin más necesidad 

que sentirnos al lado

para seguir compartiendo

y a la vez disfrutando

el jardín de nuestras almas.

Daniel Valdman.

Perdido

Estoy perdido en el universo
sin siquiera tocar el cielo
pues las estrellas de tus ojos
me guían a mundos que no conozco
donde siento vibrar en el pecho
una cascada de sentimientos.

No quiero salir de este asombro.

No quiero volver a tocar el suelo.

Quiero ser el astronauta

que navegue por tu cuerpo

descubriendo en cada poro

el sendero hacia tu alma.

No me importa perderme

entre la locura y el sueño

aunque el caudal de tu destello

me suprima la conciencia

y navegue entre las estrellas

que me regala tu cariño.

Daniel Valdman.

Rostro

Tu rostro entre mis manos

se ve de otra manera.

Es tanto el amor que irradia

que me desarma el alma

desnudándome el espíritu.

No tengo defensas a tu cariño

ni tampoco quiero tenerlas.

Es que la vida contigo es tan bella

que a veces creo soñarla.

Cada palabra es una caricia,

cada actitud una alborada

que regala fe y esperanza

al iniciar el nuevo día

y cada silencio es un beso

que nos damos con las miradas.

Flota el amor entre nuestras almas

que se riega por todo el ambiente.

No hay rincón que se esconda a esa magia

mientras las cortinas con sus danzas

le dan movimiento a nuestro cariño

y las flores en los jarrones

se hierguen mostrando sus colores

mientras las aves trinan en la ventana

siendo parte de este magistral concierto.

Cuánto amor hay en tu rostro

que teniéndolo entre mis manos

me hace ver

que la vida es un sueño.

Daniel Valdman.

Historia

Recostada sobre mi brazo

te veo soñar mirando lo lejano

con la vista perdida

entre tus pensamientos.

No se si te encuentras

en otros tiempos

en los que aún en tu historia

yo no he llegado

y no quiero liberarte

de tan preciado momento.

Estás metida en ti

sin siquiera un parpadeo

que no se si eres niña

o mujer en tu sueño

que me da pena tocarte

o quizás darte un beso

para no recuperarte

y traerte a este tiempo.

El amor tiene sus silencios

que te estoy respetando

mientras paseas por tu pasado

en el cual a veces me duele

no haber estado a tu lado.

Cada cual tiene su historia

y la mía, comenzó contigo.

Daniel Valdman.

Luces

Los primeros rayos de sol
que aún están del otro lado,
le ponen violeta al cielo
y envían a dormir a las estrellas.

Juegan a las escondidas

esperando que amanezca

mientras paso a paso

también se esconden las tinieblas.

Y así comienza la vida

en este día de descanso

mientras dibujo con las letras

el paisaje que el cielo me está dando.

Y quisiera despertarte

para compartirlo contigo

y quitarte de las maravillas

que posiblemente estés soñando.

Si, quizás sea muy egoísta

y me da mucha pena.

Entonces te doy una caricia,

te arropo mejor con las cobijas

mientras un mohín en tu rostro

me agradece que te deje dormida.

Y te amo,

entre los cielos y el lecho

y las ansias de darte un beso

del que me arrepiento

para no despertarte.

Daniel Valdman.

Juegos

No se puede contar el cariño
ni los juegos de niños
con que enfrentamos la vda.
No se pueden contar las caricias
ni las sensaciones que me dejan
al recibirlas

ni como la piel se eriza

en cada roce con la tuya.

Cómo contar los juegos de palabras

que nos enredan y nos atrapan

y que somos vencidos por la risa.

Imposible enumerar las maravillas

que crean nuestras fantasías

por la felicidad de sentirnos.

Cuánto te quiero amor mío

y cuánto te necesito

para jugar como si fuéramos niños

al gran juego de la vida

riéndonos o poniéndonos serios

aunque sepamos que es de mentira.

Y nos hacemos trampas,

nos ponemos zancadillas

para caer en abrazos

que la pasión clama

para perdernos en infinitos

sin juegos y sin palabras

con toda la ansiedad de amarnos.

Daniel Valdman.

Sentimiento

No te bajaré la Luna
ni te llevaré a los cielos

pero entrarás en el universo

que puedan brindarte mis brazos

con el beso más profundo,

con la caricia más atrevida,

con un gran sentimiento

que haga vibrar tu alma.

No he de prometerte nada

pero recibe lo que te entrego

pues es lo único que tengo

y con ello, te doy todo.

No tengo riquezas guardadas

ni valores para comprarte caprichos.

Solo tengo un par de manos

donde desbordan las caricias

y abrazos muy fuertes

que te hagan sentir protegida

para compartir esta vida

que hoy te estoy ofreciendo.

Tengo también el amor

que de nadie has recibido

y un corazón que se muere

por solo estar contigo.

No existe más

en mi bolsa de riquezas

y que lo tomes 

es lo que te pido.

Daniel Valdman.

Aguas

Se despejan las tinieblas
iluminadas por tu sonrisa,
no puede más el Sol
que tu caricia
ni puede más la Luna
que tus besos

porque tu llenas el universo

en el que habita mi alma

y no necesito más estrellas

para que guíen mi sendero

porque solo tu destello

me hace arribar a mi destino.

Solo tus brazos

me amarran a este puerto

que es en lo único que pienso

en toda mi travesía

tras recorrer la vida

y haber surcando 

muchas aguas.

Daniel Valdman.

Estaciones

Cantan las aves
en esta primavera

dándole calor al invierno

que ya se está despidiendo

llevándose las tristezas del encierro

al que nos tenía sometidos

con sus turbulentos fríos

y sus lluvias de nieve.

El fuego en el hogar

aún se mantiene

pues no son llamas de leños

las que calientan el ambiente

sino tu cariño latente

que toda la cabaña invade.

Y me siento feliz

de tenerte conmigo

tras tantos inviernos

que hemos padecido

y de todas las primaveras

que aún quedan por llegarse.

Ya podemos salir

pues el Sol quiere compartir

la calidez de nuestro nido

y repartirlo por el infinito

hasta donde lleguen nuestras almas.

Y te amo,

en cualquier estación del año

porque este amor

hace la vida.

Daniel Valdman.

Corazón

A veces siento 

tu latir en mi pecho

como si un solo corazón

nos estuviera bombeando la vida.

Como si una sola piel

cubriera nuestros cuerpos

y la simple mirada

uniese nuestras almas.

A veces siento

que ya sabes lo que haré

y me aprovecho de ello

transformándolo en sorpresa

cambiando mi proceder.

Es que tanto me conoces

y tanto es lo que te llevo dentro

que sin quizás quererlo

somos uno en la misma senda.

Y así nos soltamos a la aventura

de compartir cada día,

tu aturdiéndome de caprichos

y yo fabricándote sonrisas

mientras juntos lavamos los trastos

o preparamos la comida.

Los mismos cubiertos,

los mismos platos

y el mismo amor

que al correr de los años

se transformó en un solo corazón

para los dos cuerpos.

Daniel Valdman.

Silencios

Los cuerpos descansan
para iniciar la jornada
de la rutina diaria
que a todos alimenta.

Volverán los ruidos y las carreras

tras pasar un Domingo

de mucha calma.

Y a esta hora temprana,

mientras hasta el silencio duerme,

busco como complacerme

escribiéndote unos versos

que espero te lleguen

a lo más profundo del alma.

Hablar de amor

en la oscuridad de la noche

es como hacerle un reproche

a la luminosidad del día

donde todo se esconde

o se aparta la vista.

Donde hay amor, no hay pecado

y no importa si es noche o día

pudiendo decirle a las estrellas

o al Sol que en el horizonte brilla

de verdad cuánto te amo.

Y hundido en este silencio

mientras aún no comienza la jornada

inquieta está mi alma

para juntarse a ti en un abrazo

y sientas así mi sentimiento

con testigos como los astros

que nos iluminan desde del cielo.

Daniel Valdman.

Llamada

"Lo sentimos,
el número que acaba de marcar......"

Solo quise devolver

una perdida llamada

que por un instante

me llenó de esperanzas

que sea la noticia que no espero,

que me caiga por sorpresa

y apacigüe mis ansias.

Un instante de esperanza

donde se aglutinaron los sueños

en un timbre muy sonoro

que no pude responder a tiempo.

"Lo sentimos....."

Como si la mecánica voz

tuviera sentimientos.

Cuánto saben los sistemas

de las ansias, de los sueños.

De la angustia que produce

el desconocimiento

de alguien a quien no se espera

y tiene necesidad

de hablar con uno.

Y queda flotando la intriga

de quién pudo haber sido.

Qué noticia habrá traído

o simplemente, deseaba ser escuchado.

No importa, la vida continúa

y si la necesidad persiste

otro timbre sonará dentro de un rato

que espero contestarlo

para resolver este dilema

que me tiene consternado.

Y si no suena inmediatamente,

nuevamente trataré de ubicarlo

esperando que no me contesten

con un "Lo sentimos.

El número que acaba de marcar

se mantiene ocupado..."

Daniel Valdman.

Inspiración

Parece que las luces

hoy no están brillando.

Puede ser que hoy sea

el día menos pensado

y por ello se escapan las idas

en laberintos de futuros y recuerdos.

No reacciona la mente

al poder del sentimiento

y las imágenes aparecen

de bellísimos paisajes

en donde no se si he estado

o simplemente me los invento.

Se acerca el Día del Perdón

y no quiero escribir sobre ello,

quizás porque deba mucho,

quizás porque sea mucho

de lo que me arrepiento.

Perdonar es divino

y yo soy un simple humano

con todos los errores

que fui acumulando

y con algunos aciertos

que aprendí de haberme equivocado.

No soy ángel, tampoco soy diablo.

Y así me encuentro reflexionando

queriendo saber si en la vida he dejado

algo que les sirva a las generaciones futuras.

Quizás unas palabras, quizás un árbol.

Quizás una historia que nunca he contado

y los que me acompañaron

la guardaron como leyenda.

Quizás hoy sea el día menos pensado

y debería comenzarlo

perdonándome a mi mismo.

Daniel Valdman.

Traducción

Busco la palabra

que alivie tus penas,

que sea bálsamo para el alma

si es que algo te atormenta.

Escudo contra sinsabores

que puedan aparecerse

y que la sientas como caricia

en lo más profundo de tu espíritu.

Que tenga la magia suficiente

para crearte una sonrisa 

rebosando tu simpatía

y así creer en el mañana.

Pensar que todo es posible,

que la esperanza no es lejana,

que los sueños están para cumplirse

y que mi sentimiento te acompaña.

Que no estás sola en esta senda,

que entre dos es más fácil la marcha,

y que el poema que leas

te haga creer en maravillas.

Solo me falta la palabra

pero me es difícil traducir las caricias

y la necesidad imperiosa

que tengo de amarte.

Daniel Valdman. 

Deuda

Estoy en deuda,
aún no he cumplido
con todos los anhelos
que me he prometido
y que por distintos motivos
me he salido de la senda.

Corre muy rápido la vida

y ya no alcanzan mis piernas

para mantener ese ritmo.

No tengo voluntad de afanarme ahora

aunque el tiempo se me acorta

y ya me queden más lejos los sueños.

Nunca pretendí grandes cosas.

Una casita blanca rodeada de una huerta,

Un par de perros que me acompañen

haciéndome feliz con sus travesuras

y un sol brillante que su luz me irradie

cada mañana en mi salida al campo.

Y lo más importante

ya lo tengo conmigo,

son las noches estrelladas

que comparto contigo

con un amor infinito

que quizás, abarque todo el cielo.

Tus abrazos, tus besos.

Que te recuestes en mi pecho

y hagamos historias de nuestros sueños.

Que canciones viejas recordemos

y que al mirarnos a los ojos

sentir que la vida hemos logrado

muy felices por tenernos.

Daniel Valdman.

Pan

Miro las estrellas en el cielo

y una oleada de cariño

me inunda el pecho

pensando que aún estás en el lecho

disfrutando vaya a saberse qué sueño

compartiendo y abrazando a la almohada

que conoce todos tus secretos.

Y me sonrío imaginándote dormida

mientras la azada marca su ritmo

formando sendas cortando el trigo.

Y será la harina en nuestra mesa

que por ti amasada con pasión y cariño

servirás como pan en la comida.

Bendigo tus manos prodigiosas

que entregan amor

cada vez que me alimento

sin necesitar más condimento

que una sonrisa y una mirada.

Y mientras tu sigues dormida

yo estoy disfrutando el alba

con las estrellas que me acompañan,

con el trigo que corta la azada

y con el amor que por ti siento.

Daniel Valdman.

Otoño

Felices y contentos
caminábamos sobre las hojas de otoño
que crujían a nuestro paso
terminando así
con su último mensaje.

Ya habían perdido su verde traje

y las fuerzas que tenían

para seguir aferradas al árbol.

Marchitas a los vientos se entregaron

que las arrancó con sus soplidos

dejando un tapiz en del suelo

sobre el cual nosotros caminamos.

Y así pasó el tiempo

dejando lejos aquellas aventuras

llegando al otoño 

manteniéndonos aferrados

a nuestro romance y a los recuerdos.

Quedan los frutos

de lo que hemos sembrado

regalándonos orgullos

viendo que hicimos bien nuestro trabajo.

Volarán por la vida

repartiendo el amor que les hemos dado

nuevos frutos creando

sobre las raíces de nuestras conciencias.

Y nosotros, tomados de la mano,

uno sobre el otro los cuerpos acurrucados

para soportar los fríos que se vienen

tras nuestro propio otoño.

Daniel Valdman.

Espejo

Demás están las palabras
cuando te acaricio
mientras los ojos cierras
para sentir mayor el cariño
que el calor de mis manos te brindan.

Se posa mi alma en esas caricias

y veo en tu rostro fresco

la belleza de juventudes idas

que aún mantienes latente

para el goce de mi espíritu.

Y te amo, te amo no como entonces

porque también el tiempo

por mi ha pasado

y las huellas que ha dejado

se hacen notar en el espejo.

Y por ello, soy feliz al mirarte,

tan joven y radiante

brindándome un nuevo aire

haciéndome creer

que soy joven todavía.

Es cierto, ya no te amo como antes

porque antes eras tu

a quien yo de lejos admiraba

y ahora, eres parte de mi alma

y que sin ti,

se muere la mitad de mi vida.

Daniel Valdman.

Jardinero

En el jardín de tu alma
florecen las margaritas
que desojarlas no hace falta
porque conoces la respuesta.

También crecen las rosas blancas

con pétalos que acarician tu mente

y las rosas púrpuras

tiñiendo de pasión tu sangre.

Y en el abrazo profundo

que de mi pecho sale,

te visto de claveles

rojos fuego

como el sentimiento que en mi arde.

Soy el jardinero de tu espíritu

sin olvidar ningún detalle

quitando las hierbas malas,

podando las hojas secas

que puedan ocultar la belleza

que irradias por tu semblante.

Y con cada caricia 

que de mi recibas

sabrás que estoy abonando

la pasión de amarte.

Daniel Valdman.

Colores

Me atrapó el color de tus ojos

sumergiéndome en el mundo de los sueños

sintiendo que tu mirada

se metía hasta el fondo de mi alma

sin que yo aún

no descubriera tu rostro.

No se qué parte de mi te miraba

porque más que verte te sentía

como mi vida invadías

sin querer apartarme de tu lado.

Me encontraba subyugado

por el poder de tu belleza

que solo pretendía de ti

poder tenerte en un abrazo

como que al apretarme fuerte,

sintiendo tu perfume y tus manos

supiese que eres real

y no una magia de mis sueños.

Con el tiempo te fui conociendo

y al mismo momento me creí enamorado

pues los colores que salían de tu pecho

cubrían mi ilusión y todo el espacio.

Ya cuántos años han pasado

y a pesar que las canas tiñan los cabellos

sigo de ti enamorado

como cuando tu arco iris

invadió mi alma.

Daniel Valdman.

 

Vida

Tímidamente se asoma el alba
mientras las estrellas titilando
regalan su despedida.

La faena me llama

con los mugidos de las vacas

y el reloj insobornable de los gallos.

Tranquilo amanecer,

soy feliz de disfrutarlo

compartiéndolo contigo a mi lado

o muy metida en mi pecho

contemplando este hermoso cielo

que nos da la bienvenida

a un día nuevo.

Y camino contento entre los surcos

que ayer dejó el arado

rociando las semillas

que con amor hemos guardado

para que un día como hoy

les demos de comer a los sueños.

Y alimento la tierra

como si fuera tu vientre

porque las dos son la fuente

que me llenan de vida.

Daniel Valdman.

Afanes

Raudo y firme el tiempo pasa

sin detener su marcha,

sin nunca volver al pasado

por más que los recuerdos

quisieran atraparlo,

lo que fue, ha sido

sin poder remediarlo.

Se van los minutos y las horas

como arena en las manos

y por más que tratemos

de clavar las hojas del calendario

el Sol se esconde y aparece

diciéndonos que ya es otro día.

Y así se nos pasa la vida

corriendo tras innumerables metas

porque no tenemos tiempo

y la fecha se nos acerca

de que no tengamos las fuerzas

para alcanzar nuestros sueños.

Y quizás, justamente por ello,

núnca debemos dejar de ser niños

manteniendo los sueños vivos

aunque no sean realizables

porque soñar no cuesta nada

y es jardín para el espíritu.

Y los sueños, no necesitan tiempo

porque el tiempo, viene solo.

Daniel Valdman.

Paciencia

Y como todo el mundo,
perdí el tiempo esperando.

Que me atiendan en el mercado,

en la fila de los impuestos,

que se me aumente el salario,

que me arreglen el sanitario,

que el empleado llegue a horario,

que me salden la deuda,

que el gobierno cumpla lo prometido,

que mi equipo gane el partido,

que la fila vaya más rápido,

que sea la hora y acabar el trabajo.

Y tanta cantidad de cosas

me he quedado esperando

que se encaneció el cabello,

el rostro se siguió arrugando,

los pasos se hicieron más lentos,

ya tengo un bastón en la mano 

y lo único que he aprendido

es a tener paciencia.

Ya el afán lo puse a un lado

pues el asunto de esperar

requiere de mucho trabajo.

Quién me devolverá ese tiempo

que he perdido sin quererlo

creyendo que realmente era mío

y lo dejé en las filas de la incompetencia

o en el desdén de las conciencias

que sin importarles nada

decidieron que aguante, que espere.

Si, la vida es una sola

y la regalamos esperando.

Daniel Valdman.

Libertad

El camino está desierto,
nadie lo transita

y a la aventura me incita

de querer recorrerlo.

No tengo destino ni arraigo,

nada me encadena

y mis botas, que no son nuevas

espero que soporten mi locura.

No hay destino, ni siquiera una meta,

solo lanzarme al camino

sin importar a donde me lleva

descubriendo los paisajes

a cada paso de este viaje

que la inmensidad me regala.

Sin apremios, sin pausas,

disfrutando las estrellas

en las noches que me aguardan

o gozándome el Sol

que durante el día me acompaña.

He de iniciar la marcha

sorprendiéndome con la mirada

y el placer de los perfumes

llenando así los pulmones

hasta que se sacíe el alma.

He de emprender la marcha

por el camino de la vida.

Daniel Valdman

Cosecha

Acabó la tormenta
y pasará un buen rato
para que el sol seque
los cenagosos campos.
Se enterraran las botas 

al dar cada paso

y el filo del azadón

no podrá cortar el pasto.

Pero la labor

no puede tener descanso

pues en ella están puestas

las esperanzas e ilusiones

de tener comida en los platos

y calor en el hogar de leños

donde mi amada cocina los sueños

de que tengamos esta vez

una buena cosecha.

Se merece un vestido nuevo

y quizás también

un nuevo calzado

y para mi su sonrisa

al descubrir los regalos

y el sincero y fuerte abrazo

que me dará en agradecimiento.

Entonces juntos bailaremos

derrochando la alegría

que nos dará la cosecha

aunque hoy esté 

llena de barro.

Daniel Valdman.

Personaje

No cabe duda
que es un personaje.
Salta y brinca por todas partes
cambiándole el color al paisaje
montándose en una rima
o contándole su amor a la perdida
que mira para otros lados.
Hace de la novela lo que quiera
enloqueciendo al escribiente
que cuando encuentra
su inspiración latente
viene este gnomo de las letras
para borrarle todo.

Y puja la poesía

por salir adelante

entre los tildes que mezcla

llenando todo de interrogantes

mientras los pasajeros 

del mismo viaje

ni siquiera se dan cuenta.

Se pone sombreros estafalarios,

vestimenta atolondrada

y sin escribir una palabra

inventa una nueva historia

sin tener constancia alguna

de lo que es la original novela.

Y lo mejor es que no le importa

porque sabe que desaparece

en el preciso instante

cuando me toque bajarme

y pise el último peldaño

del colectivo.

Daniel Valdman.

Navegantes

Vaga la mente
perdida entre sueños
hasta que rozo tu piel
y te sumerjes en mi cuerpo. 

Compinches las cobijas

que se enredan en el abrazo

queriendo ser partícipes

de este hermoso romance.

Y vuelan las sábanas escondidas

entre un manojo de piernas y brazos

tratando así de dar amparo

a la vida que se gesta.

No es un acto de amor,

es el amor puro

extraido de los sueños

que fabricaban las almas

para entregarlo en caricias y besos

cantándolo en gemidos y ahogos.

Y navega por el infinito

la nave de nuestro lecho

con el único destino

de amarnos.

Daniel Valdman.

Paz

Siento paz en nuestro abrazo
como si se juntasen las partes
que nos hacen falta
y al unirnos, nos compartimos.
Tu me das lo tuyo
y yo te doy lo mío
y así formamos una sola alma,

realmente, la que siempre tuvimos

y aunque estemos en la distancia

jamás nos separa.

Siento la paz de los bosques,

de los prados florecidos.

Del trigal que danza al viento,

de las aves en sus nidos.

Y soy feliz de gozar tanta belleza

aunque afuera truene y llueva

abrazándote logro la primavera

para seguir creyendo en la vida.

Si, tu abrazo me da la paz

que tanto el mundo necesita. 

Daniel Valdman.

Amanecer

Desperté de madrugada
para buscar los capullos
que aún cerados dormían
y llevarlos a la cama
para que se confundan
con tus sueños
y así tener en el lecho
lo mejor de nuestro jardín amado.
Que invadan sus aromas

los mohínes de tu cara

y que te sientas mariposa

revoloteando por los cielos.

Te llevaré frescas rosas,

claveles color sangre

y abiertas margaritas

para que veas soles

por todas partes.

Y así amanezcas al nuevo día

con la más brillante sonrisa

que mi amor pueda causarte.

Daniel Valdman.