dándole seguridad a tu sueño
sintiéndote cobijada.
Reina en el cuarto el silencio
cómplice del sentimiento
que ocupa nuestras verdades.
Y te dejas llevar por las caricias y besos
navegando a otro universo
ya muy lejos de estas paredes.
Y la sangre vibra
y las ansias estallan
y los cuerpos no se limitan
por la piel que los encierra
liberando todas las fuerzas
conquistando cada poro.
Y no alcanzan los labios a saciarse
ni los brazos a abrazarse
para tanto amor entregarse
arrancado desde los espíritus.
Y se escapan las almas
por el inmenso infinito
y al sentirse liberadas
en tan profundo romance
ya no quieren volver a los cuerpos
perdiéndose entre cielos
aunque no salgan de este cuarto.
Daniel Valdman
