domingo, 22 de mayo de 2022

Ángel

Se posó la paloma 
en la ventana
picoteando el vidrio
como pidiendo comida
y extendí la palma
con algunas migajas
para ver si era capas
de comer en mi mano.
No tuvo reparos,
para nada le dió pena.
El hambre 
pudo más que la soberbia
hasta el punto
que pude acariciarla.
Cuánto vale el amor?
Cuánto el poder de la caricia
que la paloma, libre en la vida
se dejó poner mi mano encima
para recibir una gota de cariño.
Y así, en medio del combate,
mientras la lucha persevera
se me apareció un ángel
disfrazado de paloma
para recordarme que aún
hay amor en las almas.
Daniel Valdman.