miércoles, 18 de noviembre de 2015

Fruta

Me diste de comer
del fruto de tu ser
y quedé embelesado
entre la manzana fresca
de tus labios,
el calor de tu abrazo
y esa tierna mirada
que hace a mi alma
quererte poseer.
Recorrer tu cuerpo
es el mayor alimento
que mis ansias puedan tener
compartiendo cada suspiro,
cada susurro, cada beso
con todo el sentimiento
que en el espíritu cabe.
Eres el paraíso de mis sueños,
de todos los anhelos
que en la vida he buscado.
Y el haberte encontrado
justifica lo andado
en el devenir de los días
y de los años.

Daniel Valdman