no porque los pidas
sino por como me miras
al tratar de convencerme
a sabiendas que siempre puedes
lograr tus objetivos.
Segura de que soy débil
y que nunca me resisto
sean lógicos y fuertes
o simples y sin motivo.
Como buen lacayo,
estoy a tu servicio
siempre que tu mirada
demuestre que me amas
derritiendo mi alma
sin poder negarme a nada.
Y entregándome a tus brazos
escondiendo tu pedido
me pagas con esa mirada
y la sonrisa por mi deseada
que sin necesidad de palabras
bien sabes tu que he cumplido.
Y aquí estoy, amante desesperado
disfrutando con el pago
que le das a mi servicio
sin dejar de ser tu esclavo
para cumplir con tus caprichos.
Daniel Valdman.
