y una nueva rosa
me dió la bienvenida.
Pensé en ti
que con tanto cariño
sembraste un rosal
sin espinas.
Pensé en tus manos
acariciar la tierra,
abonando la raíz
para que crezcan
los sueños de la vida
que alimentan el alma.
Y en mi pensamiento
quise abrazarte
y hasta estiré las manos
en un gesto sin darme cuenta
y crucé los brazos
como sintiéndote en mi pecho
y aún así, tenerte más cerca.
Y miré la rosa
y me dí cuenta
de cuanto es
lo que te amo.