y los ojos clavados
en la misma mirada.
Sentir la caricia del alma
inundar el sentimiento
haciendo estremecer el pecho
en una ansiedad descontrolada.
Sentirte mía en la misma entrega
con que entrego lo que tengo,
no porque quiera hacerlo
sino, porque tu sentir lo reclama
y mi debilidad a tu cariño
me hace esclavo de tu anhelo,
crea la escena de amor
que jamás haya vivido.
Y no es de hoy,
ni de ayer ni de mañana.
Es de cada instante
que quiero repetirlo
porque hicimos de este nido
el alimento de nuestras almas.
Y así quiero vivir,
con tu abrazo en mi espalda
y las miradas en el silencio.