pero la caricia
no se detendrá en el rostro.
Seguirá incentivando las ansias
hasta llegar a tu alma.
Y te entregaras completa
en cuerpo y espíritu
al viaje que produce
amar sin reparos.
Seré quien guíe tus suspiros,
el arrobamiento de la piel,
la profundidad del beso
hasta la locura del placer.
Y me darás el silencio
sumergida en sensaciones,
apretándome el rostro,
haciendo tuyo mi torso
para no apartarme de ti.
Y estaremos los dos
en el mismo vuelo.
Yo, gavilán de los mares
y tu, la esencia de mi cielo.