domingo, 13 de enero de 2019

Nuevo

El tiempo va pasando
y en su huella va dejando
los desgastes en el cuerpo
y experiencias en el alma.
Se tranquiliza la conciencia,
se profundizan los sentimientos,
se hace más sensible la vista
cambiando el valor de nuestros juicios.
El desespero se aquieta,
los afanes se suavizan.
Y te amo,
con la calma que he ganado,
con el corazón entregado 
cada vez que tomo tu mano
o te robo una sonrisa.
A esta edad,
mientras se tiñe de plata la cabeza
y en el rostro, millones de grietas
van marcando las angustias
que hemos superado
y las alegrías que guardamos
como tesoros invaluables.
Y es así que me doy cuenta
que cuanto más el tiempo ande,
te seguiré amando, 
ya no como antes, 
sino que cada día
con un amor nuevo.
Daniel Valdman