ni tiempo.
Solo el que ocupa
nuestros cuerpos
y lo que duran las caricias
y los besos.
Y después, el amor,
mientras el abrazo perdura
y florecen las palabras
sumamente entrecortadas
contándonos nuestro sentimiento.
Y es cuando más te amo,
aunque no te diga nada
y lo diga todo en el silencio.