de millones de batallas,
de ideales, de palabras
y más de una vez
esquivando las balas
porque la brutalidad no entendía
que las ideas no se matan.
Perseguidos, casi secuestrados
por tener razones y causas
que quizás nadie las creía
porque defender al pueblo
es una batalla perdida.
Y así pasamos la vida
a veces poniendo la cara
y otras escondiéndola
pero siempre dejando el alma
en cada uno de nuestros actos.
Somos próceres sin medallas
ni tampoco las necesitamos.
Quisimos arreglar el mundo
que está más loco que nosotros
y así nos fuimos desgastando
con el tiempo poco a poco
hasta llegar a hoy
un tanto viejos y cansados
dándonos fuerzas mutuamente
para estar siempre adelante.
Aunque silben las balas
cerca de nuestras cabezas.
Aunque ganemos heridas
que jamás se cierran,
no abandonaremos la brega
para jamás sentirnos vencidos.
Y usted amigo mío
sabe bien de lo que hablo
estando en tierras distintas,
muy lejos de estrecharnos la mano,
sabemos que cuando llegue el momento
de tener que despedirnos
sentir que a la vida hemos ganado
por haber conquistado un amigo.
Daniel Valdman.
