que sin decirme nada
me lleno de sueños y esperanzas.
Montó una nube de fantasías
donde eras la reina de las hadas
y yo, fetiche del destino,
quería cobijarme bajo tus alas.
Me hizo pasar por sentimientos
en enormes y precisas encrucijadas
porque realmente no entendía
lo que sin querer me decía
el hermoso fulgor de tu mirada.
Y me mostró un mundo nuevo
donde el cariño y la pasión reinaban.
Donde las caricias eran palabras
que solo se decían en silencio.
Y sin querer me di cuenta
de lo mucho que te amaba
pues tras una larga pausa,
me metí en tu mundo de ensueños
atrapado por el dulce sabor de un beso.
