El calor del fuego
no alcanza para calentar las manos
y mucho menos el espíritu.
Por ello te traigo a mis pensamientos
para que el brillo de tus ojos
y la suavidad de tus besos
me caliente los recuerdos
de tenerte aprisionada entre mis brazos.
Momentos ardientes juntando ambos cuerpos
con un sol brillante de sentimiento
y una gratitud a los cielos
por habernos encontrado
justamente en el mismo tiempo
en que las almas estaban dispuestas
a comenzar el romance.
Hace frío
y el aferrarme a tu recuerdo
me trae la paz que el clima no perdona
y me reúso a abandonarte
en esta ilusión tan llena de cariño.