Luna

Enorme la Luna

se hizo dueña del cielo

mostrándole al firmamento

que las noches son suyas.

Canto de poetas,

portadora de secretos,

cargada de promesas

incumplidas por cierto

y un corazón muy grande

para albergar a los enamorados.

Espectáculo en el espacio

cada vez que aparece

luciendo distintos trajes

según la fecha en que sucede

para abrir los manantiales

o para marcar las cosechas.

Pero cuando está toda completa

ocultando a las estrellas,

es dueña de la magia,

de la fantasía, de las sorpresas

que da a los ojos verla

creando infinidad de sueños

y sobre todo, de esperanzas

deseando que el mañana

sea un mejor día.

Daniel Valdman.

Conquista

Como antes.
Una flor sin motivo,
una caricia desprevenida.
La conversación frugal
intentando la conquista

hasta conseguir el premio deseado

guardado en los labios

acompañando el abrazo.

Llevarse por la atracción

que excita a los cuerpos

hasta que las palabras sobren 

y se enreden los brazos

apretando los pechos.

Como antes.

Un café sin historias

con las miradas ansiosas

descubriendo el presente

que está en las manos ardientes

tratándose de tocarse.

Cada mohín, cada gesto

descifrando las intenciones

descubriendo que poco a poco

se están enamorando.

Y salir al amparo de la noche

sin que los ruidos los estorben

porque no hay más sonidos

que los producidos por las voces

en el espacio solitario

que lograron las dos almas.

Como antes,

cuando el amor se conquistaba.

Daniel Valdman.

Sueños

Aprovecharé tu sonrisa

para que ilumine mi vida

en la nueva historia

que juntos vamos a comenzar.

Se iluminarán los parques y las plazas.

Los columpios estarán brillantes.

Saltarán los caballos de los carruseles

para llevar gratis los niños a pasear.

Se enloquecerán los guardianes

y con sus bastones harán malabares

regalando golosinas a más no dar.

Cambiarán los estudios en las escuelas

y sin premiar a quien más sepa

se le dará el diploma a quien sea

el más feliz en estudiar,

al que juegue más al futbol,

al campeón de canicas,

al que emboque más el balero

y al que haga girar más al trompo.

Enceguecidas las aritméticas

botarán los números a las canecas

y las tablas de multiplicar

harán coro cambiando las canciones.

Mientras tu y yo felices

de ver tanto alboroto

daremos vueltas en el lecho

quedándonos en esos sueños

que no han de pasar

más allá de la alcoba.

Daniel Valdman. 

Siembra

En un vaso con agua
se siembra la semilla
esperando la maravilla
que algún día germine.

Se la vigila a cada instante

deseando lo culminante

que una hoja brote

de su cerrada cascarilla

para ponerla en tierra bendecida

con abonos ya preparada. 

Se gesta crear la vida

desde un vaso con agua

para disfrutar la esperanza

que se haga árbol algún día

y con el amor y cariño

con que se riega

nos regalará sus frutos

con un sabor distinto.

Y así como sembramos la semilla

no sembramos en las calles sonrisas

para que cambien los adustos rostros

en la gente que por allí camina

con todos sus problemas y sus agobios

dejándoles por un instante

un poquito de esperanza

de que todo es solucionable,

aún así los peores males,

solo hay que encontrar la manera

porque el mañana se acerca

y la semilla ya habrá brotado

y la sonrisa que hemos sembrado

quizás, ya esté dando sus frutos.

Daniel Valdman.

Amanecer

Amanece un nuevo día
y el corazón esperanzado
que algo haya cambiado
tras una jornada de rezos.

La misma gente en los templos

buscando la paz infinita

que los dolores alivia

en conciencias y en cuerpos.

Amanece como ayer

o como antes del tiempo

cuando rogar no existía

y las puertas se abrían

siendo todos bienvenidos.

Nosotros hemos cambiado

sustituyendo las necesidades

por otros motivos

que no son la vestimenta

ni el hambre ni el abrigo

olvidándonos de los principios

por lo que estamos en esta vida,

Es muy mucho el egoísmo

y lo único que nos curaría

es que todo se acabe

para empezar de nuevo.

Sufrir el hambre,

enfrentar los desesperos.

Sentir estar en el infierno

aunque en los cielos

las nubes se aclaren

y de alguna manera volver

a ser quienes fuimos antes

cuando las puertas estaban abiertas

y los niños jugaban en las calles.

Daniel Valdman.

Perdonar

Día del Perdón,
fecha de ayuno
para limpiar de toxinas el cuerpo
y de malos pensamientos
guardados en nuestras ansias.

Disculparse por las venganzas

que no fueron concebidas

y de las maldades

que tampoco fueron efectuadas.

Perdonarnos por los errores

que quizás nos traicionaron

y por los aciertos

que a alguien mortificaron.

Justificarnos por haber crecido

e inventar las trampas para liberarnos

de lo que siempre fuimos sometidos.

Si, perdonar es Divino

pero debemos demostrarlo

en los templos rezando

para que todos nos vieran

que no faltamos a redimirnos

aunque sigamos siendo los mismos

al culminar el último rezo

y salgamos a atiborrarnos de comida

por ya haber cumplido el sacrificio

de ayunar solo un día

de los muchos que tiene el calendario.

No se qué perdonar

si mis ideas y conceptos

o a los que vienen a llorar sus lamentos

sabiendo que la hipocresía

les ha ganado.

Daniel Valdman.

Ladrones

Los gestos de amor
no solo son en caricias

ni en besos profundos

que arrancan hasta el alma.

Pueden ser sencillas miradas

o sonrisas compartidas.

Una mano en el hombro

cuando la soledad lo necesita

o una simple flor

entregada sin ningún motivo.

Inclusive en el silencio

se puede compartir el sentimiento

sin palabra que lo enturbie

dejándolo así, 

en la profundidad del pensamiento.

Chapotear en el agua

tras una fuerte tormenta

salpicando las ropas, las manos, las caras

y ser felices de jugar

en tan arriesgadas travesuras.

Y por todo ello,

no te digo a cada rato que te quiero

sino, en cada uno de los gestos

que te robo porque me amas

y yo siento que te amo

en cada uno de mis gestos.

Daniel Valdman.

Quico

Quico, vamos a la calle.

Y mueve la cola esperanzado

saltando en dos patas

con la alegría que le ponga su collar.

Se aquieta un momento

exactamente el tiempo

para sentir el arnés puesto

enfrentando a la puerta

para encontrar su libertad.

Sabe que en el parque lo suelto

y lleva su juguete entre dientes

como parte de su personalidad

que comparte de vez en cuando

porque nunca me lo da en la mano

mostrando siempre

que es de su propiedad.

Y corre y brinca y juega

y me hago parte de su tarea

arrojándolo lejos 

para que lo vaya a buscar.

Y moviendo la cola 

lo trae expectante

previniendo el instante

en que lo vuelva a lanzar.

Y tras tanta energía

que hemos gastado, 

lentamente, muy despacio

encaramos el regreso

como sin quererlo

desear llegar.

Me mira como diciendo

vamos, quedémonos un poquito más

y yo, débil a su encanto

el juguete otra vez le lanzo

sabiendo que soy yo

el que lo tendrá que ir a buscar.

Quico ya está cansado

y yo lo estoy mucho más

aunque los dos lo hemos disfrutado

y al llegar a casa, me extiende su mano

agradeciendo quizás

esta hermosa amistad.

Daniel Valdman.

Otoños

Arrancan los vientos
las hojas vencidas
al ya haber cumplido
su labor en la vida.

Y así es nuestro otoño,

cuando se nos acaban los días,

una especial brisa

nos cambia de destino

para convertirnos

en un espacio de la historia, 

en algún que otro recuerdo

o quizás en una anécdota.

Los vientos del otoño soplan

hasta el último suspiro

llevándose nuestra imagen,

nuestras ideas, nuestros pensamientos 

y quizás quede por un momento

la caricia en una mejilla

o un apasionado beso

en una escapada del recuerdo

que invade a alguien

que hemos conocido.

Si, se llevan los otoños

las hojas ya vencidas

como de nosotros las energías

cuando ya no podemos aferrarnos

y se sale ya del cuerpo,

sintiéndose liberada

en el último estertor

lo que nos queda de alma.

Daniel Valdman.

Experiencia

Ya conduzco con prudencia.
He ganado en experiencia
y en disfrutar los paisajes.
El afán de llegar antes
se perdió en el camino
tras carreras inútiles
que me llevaban al mismo destino.

Me gané el tiempo con sabiduría

que el retrovisor de la vida

me muestra a cada instante.

Cuántos errores he cometido

a causa de la imprudencia

que quizás tarde, los he aprendido.

La vanagloria fue testigo

al sentarme en los laureles

de intrépidas maniobras

que me llevaron a creerme

campeón en competencias

donde nadie más que yo competía.

Y así y todo, también las he perdido

al correr contra mi mismo

sin público ni medallas,

ni premio alguno del que haya sabido.

Entonces, de tanto correr

hacia ninguna parte,

me di cuenta que lo más brillante

es recorrer el camino,

disfrutar los parques,

aspirar la primavera,

ver las rosas abiertas

y atragantarme de jardines.

Que la vida para disfrutarla

hay que recorrerla lenta

pues los días que nos quedan

son los mismos en el calendario.

Daniel Valdman.

Caminos

Las botas están gastadas

tras recorrer tantos caminos

sin hallar el destino

que las amarre a quedarse.

Quizás si las reparase 

podré seguir andando

pero las fuerzas se van gastando

a cada paso de las botas

que también piden su descanso

tras tantos senderos,

tras tantas huellas.

El morral ya está pesado

aunque sea poco el equipaje

pero hay tanta travesía salvaje

que solo recorreré en los sueños

o descubrirlos entre libros

que todavía no he leído

y que quizás me lleven

hasta donde aún no he llegado.

Descubrir entre mapas

destinos insospechados

navegándolos en fantasías

pues las botas no dan para tanto

ni el espíritu se anima.

Quizás ya he andado mucho

y en cada paso

fui dejando la vida

en cada huella, en cada palabra,

en cada gesto que sin pensarlo

quedó en alguna mente grabada

y quizás sea recordada

en algún momento oportuno

cuando mis botas ya no anden

y con mi cuerpo sean sepultadas.

Daniel Valdman.

Beso

Están tus labios

frescos y brillantes

como fruta madura

lista para probarse

y la ansiedad rebasa

mi límite de controlarse

y el desespero me invade

empujándome a besarte.

Se escapan las manos

de mi cuerpo

apretando el tuyo

a mi pecho

para compartir 

esta ansiedad 

desesperada

y zambullirnos en la locura

de amarnos.

Irnos del mundo,

navegar en nuestros sueños

mientras las caricias reman

en el mar del sentimiento

y la mente se aparta

dejando el espacio abierto

para sentir las sensaciones

que ni siquiera fueron imaginadas.

Y al mirarte, no pienso.

Solo veo tus labios

que me incitan al beso.

Daniel Valdman.

Cielos

Se verán las nubes
rosadamente blancas
vestidas por el Sol
con sus múltiples colores.

Mirarán al cielo las almas

pidiendo miles de favores

y muy pocos darán las gracias

por recibir cada día su socorro.

Tan solo el aire

de por si es un milagro

que no existe en todas partes

entre los planetas cercanos

y somos los beneficiarios

de lo que no se ve

y nos da la vida.

Las flores, las frutas,

los ojos, las manos

y el poder ir caminando

quebrando las fronteras

que solo se han inventado

para dividir a las gentes.

Es tan simple vivir,

tan adorable su encanto

que se hace lo posible por quebrarlo

inventando necesidades que no existen.

Si, soy de los que miran al cielo

con todo el sentimiento

de estar agradecido.

Daniel Valdman.

Domingo

Quédate en la cama,

es muy temprano para ser Domingo.

Sueña que eres niña todavía

y las cosas de los mayores

a ti te pasan por alto.

Lo que te es importante

es el rodar de tu bicicleta

porque sobre ella eres un ave

volando y sintiendo sobre el asfalto.

Recorrer calles, conocer barrios.

Descubrir algún parque

que quizás por allí

ya hayas pasado.

Quédate en la cama y sueña

que aún es muy temprano.

Es Domingo con el cielo nublado

y con un frío intenso

que no deja ir a ningún lado.

Y por ello, te pido que sueñes

arropada en el lecho

que la mejor vida está en los sueños

aunque no hayan sido logrados.

Daniel Valdman.

Musas

Las musas están de huelga.

No me adhiero a sus propuestas

ni a los reclamos que me hacen

pues las llené de fantasías e ideas

sin embargo dicen

que les falta más que sangre.

Que les hace falta pasión,

desespero, casi casi locura

juntamente con amarguras

de sentimientos ingratos.

Agregan que no tienen herramientas

para cumplir sus trabajos

porque los sueños se acabaron

y no ven en mi que los reponga.

Se pusieron sinceramente locas

revoloteando en mi cerebro

como si yo fuera el carcelero

que no quiere abrirles las puertas.

Ponga esto, saque aquello.

No ve que esto no rima?

Escríbale a la vida

si no se olvidó cómo hacerlo!!!

Me tienen enloquecido

y realmente desquiciado

y en vez de hacerles caso

romperé la hoja en blanco

y por hoy, no habrá rimas ni poesías

porque las musas me defraudaron.

Daniel Valdman.

Árbol

Veo crecer el árbol

que su altura es extrema
como queriendo tocar el cielo
con cada hoja nueva
aún teniendo sed de lluvias.

Y sigue adelante

en su duro peregrinaje

sin ir a ninguna parte

solamente hacia arriba

quizás para acariciar las nubes,

quizás, ellas esperan esa caricia.

Ya mira el horizonte

como si fuera una torre

para dominar el infinito

desde una cumbre que no acaba

de estirarse más lejana

a las raíces que lo amarran

desde donde ha nacido.

Hogar de las aves

regalándole las bases

donde hacer sus nidos.

Brazos de los columpios

para que jueguen los niños,

e intrépida aventura

para treparlo hasta donde ha crecido.

Este preciado árbol

que desde antaño me ha acompañado

una rama me ha regalado

para que me sirva de apoyo

pues ya no puedo caminar solo

y con su rama me acompaña

porque él sabe que el tiempo pasa

y las fuerzas se están acabando

y el día que yo me vaya

quizás alguien venga a talarlo

quizás porque él quiera

acompañarme a los cielos

y cumplir así su sueño

de poder llegar aún más alto.

Daniel Valdman.

Ausencias.

Han de caer ajadas

las flores ya marchitas.

Su tiempo ha concluido

dando lugar a nuevas vidas.

Otros capullos

cargados de esperanzas

de poder regalar

mucha más belleza

y otra frescura de aroma.

El jardín se entristece

ante cada flor caída

y a la vez celebra

los nuevos nacimientos.

Y así es la vida de todo

porque el tiempo se nos pasa

y vendrán nuevos bríos a reemplazarlos.

Hasta el acero más noble

también se desgasta

lo mismo que las montañas

que con el viento, la lluvia y las nieves

van perdiendo su gran altura

convirtiéndose en arena

que recorrerá los mares.

Tras cada noche viene el día

y es el principio de la existencia.

Por ello cada ausencía

en su momento estará cubierta

por nuevas esperanzas

sin temerle al mañana

porque quienes aún estamos 

y nos toca irnos,

cumplimos el cometido

que se nos tenía asignado

y en el tiempo que tuvimos

ya escribimos nuestra historia.

Daniel Valdman.

Hoy

Sin afanes
y aunque no sea día festivo,
no tengo obligaciones 

que aprieten mi tiempo.

El día es mío

y veré cómo tomarlo.

Me relajaré de las carreras

que aceleran constantemente.

Me sumergiré en las noticias

que por aburridas y repetidas

dicen que nos informan diariamente

y las abandono como si nada.

Veré cómo está el armario

por si es que he engordado

o los pantalones se achicaron

a fuerza de dulces y antojos.

Dedicaré el tiempo a mi persona

de la que hace rato me he alejado

y que por cuestiones de supervivencia

hace tiempo que la maltrato

metiéndome en el mundo del caos

donde todo tiene precio

y muchas veces no puedo comprarlo.

Hoy no, no me importa el dinero,

me alimentaré de lo que tengo

y estaré conmigo compartiendo la mesa.

Estaría bueno una copa de vino,

una ensalada furtiva 

con tomate, orégano y albahaca

mientras el queso queda en los sueños

porque hasta allí no me alcanza

y por supuesto un buen libro.

Quizás no sea la mejor compañía,

ni siquiera el mejor amigo,

pero es todo lo que tengo

con o sin espejo

pero hace años 

que caminamos juntos,

se podría decir

que toda la vida.

Daniel Valdman.

Sentimiento

Quería concentrarme 

en lo que debía

pero no podía,

solo pensaba en ti.

Tu imagen ocupaba

todo el espacio de mi mente

sin soñar con una caricia,

sin tener la ansiedad del beso.

Tu imagen como un reflejo

se hizo dueña de los pensamientos

sin ideas, sin deseos

tan solo la mirada

y el resto de tu rostro.

La inspiración de los versos

se perdió entre tus cabellos

y sin determinar el sentimiento

se obsesionaba el cerebro

en pensar en ti,

sin palabras, sin gestos.

Solo la imagen que sin saberlo

no venía de la mente, sino

del centro de mi pecho

y lo que el corazón siente

no tiene excusas ni razones,

solo sentimiento.

Daniel Valdman.

Tormentoso

Relámpagos y truenos.
En los cielos hay un fuego
que atormenta a los terrenales.
Cómo vibran los volcanes.
Buscan donde esconderse
los enloquecidos pesimistas

mientras los optimistas
creen en la cura del infierno.

Pasta el ganado sin inmutarse.

Las aves hacia el sur están volando

mientras nosotros los humanos

nos estamos aferrando

a cualquier oración de fe

que le de alivio en la esperanza.

Los días están marcados,

para cada uno llegará su tiempo

y sin caer en el desespero

se debe continuar viviendo

hasta el último suspiro que se exhale.

La batalla entre almas y demonios

hace mucho que se lleva a cabo

sin vencedores ni vencidos,

sin estoicos gobernantes

que impulsen a ser leales y valientes

para conquistar lo que es de todos

y a la vez, no es de nadie.

Ya no habrá paz ni justicia

mientas la corrupción no sea enterrada.

Daniel Valdman.

Vacío

Humea el café mientras pienso
y entre los vapores que exhala
se forman figuras
que la imaginación rescata
liberando así los sueños
que bien podrían estar en un cuento
cuando todavía no se ha inventado.

Podría con palabras llenar carillas

narrando de los amores las caricias,

o de caballeros en corceles blancos

con las capas azules

por las doncellas soñados

o contar como el barro

en las botas va pesando

en valientes soldados

que ni saben por qué pelean.

Podría contar mil historias

que a la mente van llegando

mientras el café de la taza

el nivel está bajando

y sus vapores se apagan

tratando de llenar carillas 

con palabras

sin que se me ocurra nada

tomándome el café

que ya se me está acabando

con la página en blanco

y el teclado mudo.

Daniel Valdman. 

Viaje

Invita el cielo

a caminar por la playa

en la noche estrellada

hasta el sin fin del firmamento.

Se come la oscuridad el océano

mientras las olas no cesan 

de cantar su concierto.

Ninguna luz remota

que no venga desde el cielo

navega por las aguas

en el espacio que contemplo

abarcando en mi todos los sueños

de muy lejanos puertos

a los que nunca he arribado.

Y me quedo aquí, 

por las sales embriagado

cubriéndome el cuerpo de espuma

y de libertades el espíritu.

Soy ave quieta

que vuela por fantasías

que quizás deseé toda la vida

y nunca hice nada por lograrlas.

Quizás, ya deba empacar la mochila,

ceñírmela a la espalda

sujetándole a ella la carpa

sin tener a la mano un mapa

en lo impredecible de mi destino.

Soltar al viento las amarras

de todo lo que me detiene

y mirando al cielo gritarle

prepárate vida

que me voy contigo.

Daniel Valdman.

Gracias

Por nada,
por todo,
por tanto.

Por permitir que se enreden 

mis dedos en tus cabellos.

Por dejarme saborear

el dulzor de tus besos.

Por mirarme como me miras

convenciéndome de que todo es cierto.

Por dejarme recorrer

la tersura de tu piel

y por la intrepidez de tus gemidos

aunque debamos cuidarnos en silencio.

Por tu liberación a la pasión

sin pudor a lo prohibido

y por la ternura que me regalas

cuando aprietas mi cabeza en tus pechos.

Por las travesuras, por las aventuras

y por los cuentos que inventamos

vistiéndonos de otros personajes.

Por lo que eres,

por en lo que me conviertes

simplemente un enamorado

de poder amarte.

Y por todo ello, gracias

por haberte metido en mi vida

casi casi a las escondidas

y sin permisos de ninguna parte.

Daniel Valdman.

Olvido

La sequía se hace extensa.
Ya no hay agua en los abrevaderos
y es imposible extinguir los fuegos
mientras esté seca la maleza.

No alcanzan los brazos para detenerlos

ni con las palas, los tractores o los aviones

y se van consumiendo

los sueños de los agricultores

mientras los fantasmas en el humo

lo devoran todo.

No hay descanso

para salvar lo que se pueda.

Las casas ya están amenazadas

y la población desesperada

busca donde resguardarse

al igual que los animales

que tienen menos defensas.

El castigo es muy grande,

quizás es muy grande la deuda

en los cargos de conciencia

que se le deben a la Tierra.

Quizás aún no sea tarde

para remediar lo sucedido

en estos últimos siglos

que nos hemos olvidado

de cuidar lo que se nos ha dado

y por ello, acabamos con los ríos,

con los hielos, con los lagos

y también con la vida

que quizás no merecimos.

No hay nada que sea eterno,

únicamente los cielos

y parece que de ellos

también nos hemos olvidado.

Daniel Valdman.

Espejo

Di una vuelta por la casa
y me encontré con un espejo.
Creí que era otra persona
la que aparecía en el reflejo
y me quedé mirándole los ojos
para descubrir su historia.

Noté profundidad en la mirada,

surcos de mares ya viejos.

Otoños casi primaverales

y muy duros inviernos.

Noté en el entorno de esa cara

penas, logros y nostalgias

que no me identificaban

con lo que de mi pensaba

pues no creí tener la edad

de la que el espejo me mostraba.

Y se cayeron las hojas del calendario.

Las campanadas del reloj

se extendían y avanzaban

como si fueran un eco

dando para atrás su vuelta horaria.

Y me asusté muy mucho

porque quizás,

estaba viendo mi fantasma.

Daniel Valdman.

Pasos

Va cambiando la vida

o cambian los ojos

para ver el mismo paisaje.

También cambian los pasos

sobre los mismos senderos

donde antes se corrían

y ahora a paso lento

porque el cuerpo no resiste

seguir en la misma prisa

al acabarse las urgencias

de lo que ya no es importante.

Se necesita menos

para la misma rutina

y los detalles que nunca supimos

hoy cobran el brillo

de un nuevo descubrimiento.

La sencillez ocupa más espacio

mientras lo ostentoso queda a un lado

pues ya se vencieron los halagos

y sobre todo, las envidias.

Y se comienza a ser sincero

en especial con uno mismo

valorando los errores cometidos

llamándolos hoy experiencia.

Bueno, el tiempo pasa

y los pasos son más lentos.

Será que se estará llegando

a la última curva del camino.

Daniel Valdman.

Inicio

Es noche.

La luz de la esperanza

despierta sin premura tras los cerros

mientras las aves trinan

algunas, pidiendo su alimento.

Perezosos los músculos

comienzan sus movimientos

mientras la faena se prepara

para entrar en funcionamiento

a la orden de quien imprima

amor y cariño a las herramientas.

Hoy comienza la semana

y con nuevos bríos se destaca

la carrera por los sueños,

por la ansiedad, por los deseos

y poder volver a casa

con un escalón más

que hemos subido.

Pienso en ti

cuando manejo la azada

o cuando el golpe de la pala

procura el hueco para sembrarlo

y cuando la semilla

pasa por mis manos

pienso en la caricia

que me está aguardando

cuando termine la jornada

y entregue todo mi ser

a tus brazos.

Hoy comienza la semana

para pasar toda una vida contigo.

Daniel Valdman.

Las cometas

Pasó Agosto con los vientos
que elevaban las cometas.
Se quedó el cielo sin colores
que iluminaban la fiesta
de sentirse astronauta,

de casi sentirse estrella
aferrando un cordel
rezando para que no se rompa.

Danzando en el aire

con sus distintas formas

llevando sueños en las colas

e ilusiones en sus papeles.

Rojos, amarillos, verdes

sin que sean azules o celestes

para no perderlos de vista

ni blancos para que una nube

lo confunda en su visita.

Se fue Agosto con su fiesta.

Nos queda otro año de espera

para seguir elevando nuestros sueños

aunque nosotros, los poetas,

sigamos remontando en cualquier fecha

las fantasías que de niños

le poníamos a las cometas.

Daniel Valdman.

Niño

He de abrir la ventana
para que entre la vida
con sus colores y alegrías
en el canto de las aves.

Dejar de preocuparme

por soluciones perdidas

en batallas que no son mías

ni me llevan a ninguna parte.

Disfrutar este día

porque no ha de repetirse

anotándolo en la historia

en que robé del calendario

aunque sea unas horas

en que volví a ser quien era

antes de haber crecido.

Volver a ser niño

asombrándome de todas las cosas

disfrutando cada sabor, cada aroma

y la ternura de la gente

que a acariciarme se asoma

identificando en mi al niño

que ellos tienen escondido.

Si, hoy me declaro libre.

Ya nada me tiene sojuzgado

y aunque esté llenos de canas

y los años se convirtieron en martirio,

he de volver a ser niño

tras los balones, tras las bombas,

tras los helados de chocolate,

tras los columpios y toboganes

y tras la inocencia febril

de no importarme el mañana.

Daniel Valdman.

Hija mía

Queda mi herencia en tu memoria
cuando recuerdes sucesos

que de niña compartimos
y que hoy, ya pasado el tiempo,
te ocurren cosas parecidas
al criar a tus hijos.

Verás que es veloz la vida,

más rápida que tus deseos

porque los niños crecen pronto

y no alcanzan las caricias

para seguir manteniéndolos en la infancia.

Si, egoístas somos

y se ponen grandes para abrazarlos

o para llevarlos de la mano

porque ya se sienten mayores

y quieren aparentar

ante los compañeros del colegio.

Pero al volver a la casa,

refugio y nido de su tiempo,

buscan la merienda caliente,

un abrazo y un beso

y la pregunta de cómo les ha ido

entre el aula y los juegos.

Muy rápido pasa el tiempo

y hoy te veo con mis nietos

la misma historia escribiendo

que juntos disfrutamos.

Daniel Valdman.