como si fueran perlas
o diamantes transparentes
consumiendo el líquido
muy lentamente
tras la enorme sequía
que se ha soportado.
Surgen retoños esperanzados
entre los surcos
que el agua ha recorrido
y se va pintando de verde la pradera
lo que antes era todo amarillo.
Sol y lluvia, contradicción
que genera la vida.
Y el aventurero caminante
lleva el refugio en sus espaldas
y la caramañola en su cintura
provista de suficiente agua.
Los campos renacidos
le dan la bienvenida
como si él trajera
la dichosa primavera,
los colores brillantes
y los aromas más dulces.
Esa es la vida
y el destino es la esperanza.
Daniel Valdman.
