las energías
aunque uno cree todavía
mantenerse joven.
Porque los sueños
no se van
y aún se mantienen
las ansiedades y las fantasías.
Es cierto,
ya no quiero
comerme el mundo.
Más bien ansío
la casita blanca
humilde y ordenada
en una pradera
cerca del mar
y compartir contigo
los atardeceres
que los cielos nos regalen.
Es cierto,
se fue llevando el tiempo
algunas energías
y con ellas, otros sueños.
Y por eso ahora
tengo otras ilusiones;
las que me dejen recorrer de tu mano
el tiempo que nos queda.