Dios le permitió ser nube.
Quería campos renacidos,
Dios le permitió ser lluvia.
Quería ir y no volver,
la dejó que fuera río.
Quería ver tierras lejanas
...la dejó que fuera mar.
Y la dejó ser cascada
cuando ella quiso cantar.
Para escapar de lo oscuro
la dejó ser manantial.
Y ser laguna tranquila
por si quería descansar.
Era una niña traviesa
y pudo ser nieve, escarcha.
Lago, niebla, arco iris
y rocío en la mañana.
Y cuando hablaron del hombre
de su soberbia y su rabia.
De los que hacen maravillas
y los que hacen cosas malas.
Dios la bendijo en silencio
y le permitió ser lágrima.