último mes del año
y el tiempo sigue pasando
sin que podamos detenerlo.
Frente al espejo vi un rostro
que me costó reconocerlo,
tantas arrugas, casi sin cabello
que casi no pude definir
todo lo que he pasado.
Se fue marchitando
como la rosa en el huerto
donde pronto caerán los pétalos
que algún día dieron su belleza.
Las juventudes se acaban,
jamás volveremos a ser quienes fuimos
porque mientras dejamos todo en el camino
nos convertimos en otros,
quizás sin reconocernos
como lo dice el espejo
a quien le muestro mi rostro.
Daniel Valdman.
