decoran la mañana
como naves de algodón
en el mar del cielo navegando.
Cuántos Cupidos
estarán en ellas jugando
a qué parejas apostando
dónde arrojarán sus flechas.
Cómo elegirán sus candidatos
entre almas tristes,
entre corazones solitarios.
O entre seres felices
que están dispuestos a todo darlo.
Cómo harán estos ángeles endiablados
para tensar sus arcos
y encontrar justo el blanco
sin cometer el error de equivocarse.
Por suerte yo, ya estoy impactado
y una flecha en el corazón
a ti me ha llevado
envolviéndome con tus ojos claros
y un sentimiento enorme
de tenerte entre mis brazos.
No se si fue algún Cupido
que nos hizo encontrarnos
pero han pasado muchos años
y la flecha aún, no se ha ido.
Y quizás por ello
gracias a un ángel endemoniado
es que seguimos enamorados.
en el transcurrir de la vida.
Daniel Valdman
