repleto el coliseo,
ya sin lugar en el teatro
mientras el artista,
con sus alegrías y miedos
se encuentra solo en el escenario.
Su ser deja afuera,
asumiendo el personaje
pues el público lo espera
para volar en fantasías
que lo separen de la vida
a la que está acostumbrado
liberándose de lo cotidiano
con una canción
o con una escena.
Sube el artista
a interpretar su acto.
Las luces lo encandilan,
ansía un aplauso cerrado
como el más importante pago
al mostrar su valentía
entregada en el escenario
cambiando por un instante la vida
la propia y la de quienes
vinieron a encontrarlo.
Y cuando se acaba el acto
cada cual vuelve a su rutina
poniéndose la máscara
que usa todos los días
para seguir en el teatro de la vida
ya sin público ni tarima
actuando en la propia fantasía
que cada uno se ha inventado.
Daniel Valdman
