suave, lento, largo
como queriendo decir
que te tome en mis brazos
apretando tu cintura
a la altura del romance.
Dejar los labios puestos
cambiando de beso
y liberar la pasión
que tanto nos invade.
Liberar las manos
a todas las caricias
sintiendo que la sangre vibra
en cada uno de los poros.
Recorrer los cuerpos
en cada rincón descubriendo
donde nacen los gemidos
y quizás los gritos
de desespero.
Y en el momento clave,
cuando las almas se expanden
tratando de tocar el cielo
alguien viene a despertarme
diciéndome que es tarde,
que debo levantarme
y así acabar el sueño.
Daniel Valdman.
