Noticia

Ya no somos noticia
aunque sigamos luchando
pues el mundo se está olvidando
lo que estamos defendiendo.

No, ya no somos noticia,

resistimos mucho tiempo

mientras todos esperaban

que nos aplastarían sin remedio

pero aún aquí estamos

tratando que no se extienda

más allá de las fronteras

a las que pertenecemos.

No, ya no somos noticia,

el mundo tiene miedo

que irrumpa en sus casas

el fragor de la batalla

y deban poner los muertos

que nosotros ponemos.

Estoy muy triste,

la paz es un recuerdo.

De los jardines que sembramos

solo queda tu cariño

al que me aferro como un niño

para que entre las balas no se pierda.

Y te amo y te necesito

para que me sigas dando la esperanza

que esto se acabará algún día

sin necesidad de que seamos noticia

dejando de enterrar tantos cuerpos.

Daniel Valdman.

Tu

Quiero saciarme de tus ojos
que es lo más hermoso
que he visto en la vida.
Sentirte acurrucada en mi pecho
buscando el abrazo o la caricia
que mis manos se mueren por entregarte.
Escuchar el susurro de tu voz
diciéndome cosas al oido
que solo tu puedes entenderlas
porque tus sueños son tan grandes
que solamente caben
en la imaginación de una niña.

Disfrutar esos momentos tan preciados

teniéndote a mi lado

aspirando tu aliento

y sentir el perfume de tus cabellos

que se enredan en mi mano

como corona del sentimiento.

Si realmente supieras

cuanto es que te amo

que me tienes atrapado

sin querer liberarme.

Y en el valle de las flores,

bajo este sol brillante,

revolcándonos en el prado

deseo amarte

hasta que logres quitarme

la última gota de sangre.

Daniel Valdman.

Recuerda

Estaré en ti
al ocaso del alba
y la luz del nuevo día
apague el brillo de las estrellas

y se tiña el mar de plata

creando un camino

hacia el infinito. 

O cuando el Sol se guarde

y aparezca la Luna enamorada

vestida de novia radiante

recibirás el mensaje

de todos mis poemas.

Y si el horizonte

estuviese nublado

y negros nubarrones

presagien tormentas

en cada rayo y en cada trueno

yo te estaré cantando

con todo mi sentimiento.

En cada paisaje

que el cielo te traiga

he de estar contigo

para que no te olvides 

amor mío

que hasta en la eternidad

me haces falta.

Y si un día

me llama La Parca

ya al final de mi viaje,

nunca te dejaré sola

porque con mirar al cielo

sabrás que estoy contigo.

Daniel Valdman.

Distancia

Duerme, aún es temprano,
hay tiempo para el descanso
y para los sueños 

que te cuenta la almohada.

Estaré pendiente

que no te pase nada

quedándome a tu lado

para invadirte de calma

y al calor de mis brazos

te sientas abrigada.

Vigilaré en la noche

contando las estrellas

y hablaré con los fantasmas

que crea la impaciencia

en diálogos profundos

de la mente y la conciencia

mientras esté escuchando

cada uno de tus suspiros

dándome la pauta

de lo bello de tus sueños.

Y así, aunque no esté contigo

por el frente de batalla,

te seguiré cuidando 

porque el amor,

no conoce de distancias.

Daniel Valdman.

Orden

Todo está muy quieto.
Ellos no avanzan ni retroceden.

Nuestras fuerzas no pueden extenderse

pues no somos suficientes

para cubrir tantos huecos.

Y para peor, cada vez somos menos

para defender las trincheras

que más parecen hospitales

en vez de sitios de combate

para prevenir cualquier ataque.

Y en los momentos así de calma,

mientras se reparan las armas

y se cuentan los heridos,

busco en mi mente tu cariño

que bien sabes me hace falta.

Me escapo de la realidad de las balas

sumergiéndome en el mar de tu mirada,

en la angustia de tus labios

casi suplicándome el beso

que no nos cansamos de darnos

como si fuera el aire de la vida.

Y no me aparto de esa imagen

hasta que una orden me despierta

que debo volver a la guerra

porque se inicia otro combate.

Tengo que atacar y defenderme

para volver a ti 

y seguir soñando.

Daniel Valdman.

Guardia

A veces, en las húmedas madrugadas,

mientras la neblina alimenta la bruma

haciendo dibujos como fantasmas

y mis ojos lo ven creando fantasías.

Es el momento antes del alba

mientras las aves aún no cantan

y solo reina el silencio

en mi turno de guardia.

Y te dibujo entre la bruma

con un sombrero de ala ancha

recogiendo las silvestres flores

que la pradera nos regala

para embellecer la casa

a la hora de mi llegada.

Y entre los dibujos en la niebla

sin mover los brazos quiero abrazarte

y la humedad del aire

me devuelve la conciencia

sintiendo en mi pecho el vacío

con la angustia de extrañarte.

Y en esta soledad sin ruidos,

aún sin el canto de las aves,

me haces mucha falta amor mío

para sentirme vivo

con el calor de tus caricias

y la ansiedad de tus besos.

Daniel Valdman.

Batalla

Siembro rosas de esperanza

para ponerlas en tus manos

pues la lucha va para largo

y es difícil vencer al gigante.

Ellos no tienen ideales,

solo el temor de ser derrotados

cayendo en su propio patio

sin dignidad ni vergüenza.

Sentir que decaen sus fuerzas

sin poder recuperarse

al perder la moral en esta guerra

siendo esta la herrmienta

que a nosotros nos mantiene vivos.

Son muchos sus jóvenes caídos,

imberbes sin experiencia.

Sueños que quedarán dormidos

por un ataque de histeria

como sucede en toda guerra

que siempre comienza por un loco.

Ay amor de mis anhelos

es muy poco lo que te entrego

con este ramo de esperanza

pero es lo único que tengo

en este campo de batalla.

Daniel Valdman.

Historia

Tendrá una página en la historia

esta guerra que enfrentamos.

Se escribirá de políticos, de senados

pero no hablará de los soldados

ni de los niños ni de los ancianos.

Ni de los edificios que derrumbaron

acabando con los sueños.

No hablará de los amores

que tras las balas dejaron truncados

ni de los hijos abandonados

para que encuentren su propia suerte

entre caminos muy largos

escapando así de la barbarie.

No hablará esa página 

de los pequeños detalles,

de lo que se sufre en el frente

o de lo que en la retaguardia sucede.

De cómo conseguir una sopa caliente

o como se calma el llanto con un juguete

rescatado de escombros 

que alguna vez fueron nidos.

Ni siquiera contará sobre los valientes

que sin armas en sus manos

ayudaron a tanta gente

a costa de privarse 

de su propia vida.

Si, será una página en la historia

que quizás, quienes la escribieran,

ya no estarán para leerla.

Daniel Valdman.

Abrazo

No quiero contarte,
respétame el silencio.

No deseo contagiarte

de las penas que llevo

ni te imagines lo que veo

en esta guerra a cada instante.

No preguntes por compañeros

que más de uno ya he perdido.

Déjame sentir contigo

la ilusión de un nuevo paraíso

alejados de las bombas y los ruidos

aunque sea, en las líneas que te escribo.

Aférrate a los sueños

como si de cada palabra

brotaran flores de colores

y en las manos tuvieres

el jardín de la esperanza.

Sueña conmigo 

sin preguntar por mi historia,

suficiente que quede en mi memoria

para algún día plasmarla en un libro

o dejarla en el olvido

tras haberla superado.

Disfruta conmigo la caricia que anhelo

o el beso que te envío

en cada uno de mis rezos

o el abrazo entre lo brazos vacíos

porque estamos muy lejos

aunque te apriete contra el pecho

solamente con pensarte.

Daniel Valdman.

Ángel

Se posó la paloma 

en la ventana

picoteando el vidrio

como pidiendo comida

y extendí la palma

con algunas migajas

para ver si era capas

de comer en mi mano.

No tuvo reparos,

para nada le dió pena.

El hambre 

pudo más que la soberbia

hasta el punto

que pude acariciarla.

Cuánto vale el amor?

Cuánto el poder de la caricia

que la paloma, libre en la vida

se dejó poner mi mano encima

para recibir una gota de cariño.

Y así, en medio del combate,

mientras la lucha persevera

se me apareció un ángel

disfrazado de paloma

para recordarme que aún

hay amor en las almas.

Daniel Valdman.

Vida

Comienza otro día
tras una noche inquieta.
Cada tanto, ráfagas de metralleta
nos estremecen y despiertan.

Frente a mis ojos

lo que fue un jardín

donde aún sobreviven rosas

que me hacen pensar en ti

de como las cuidabas y concentías,

acariciándolas, hablándoles, regándolas

para que emanen toda su belleza

en cada uno de los pétalos.

Y cuando ya marchitas se caían

las guardabas para secarlas

como si eso fuera su sepulcro

para usarlas luego

en decoraciones inpensadas.

Cada cosa que veo

y alegre mi vista

las comparto contigo

como escapándome del combate

mientras me refugio en los recuerdos

de mi preciada amante.

Mujer, amiga, compañera

y escudo en mis peores trances

contra la ira y agonía

en una guerra idiota y fría

de donde solo tu puedes salvarme.

Y te amo, como solo puede amarse

a la vida.

Daniel Valdman.

 

Difícil

Era cuestión de tiempo,
no les quedaban municiones
ni vendas, ni gasas, ni oraciones
para mantenerse en combate.

Se entregaron con heridos y honores

y los más fuertes dolores

al haber sobrevivido

fueron no haberse quedado

hasta el último suspiro

o hasta la última gota de sangre.

Ninguno de ellos fue cobarde

aunque hoy sean prisioneros,

para nosotros que aún estamos

en las trincheras guarnecidos

es mejor saber que están vivos

y que ya no juegan con la muerte.

Queda camino por andar.

El enemigo no se ha ido

y no da ningún vestigio

del daño que le causamos.

A sus filas tropas siguen llegando

y no tenemos ningún refuerzo

y los pocos que estamos

es lo único que tenemos.

No se cuánto aguantaremos

pero tu amada mía

te quedarás en mi vida

aunque sea mi último pensamiento

porque nuestro amor aquí no termina

y se que será eterno.

Daniel Valdman.

Consuelo

Se mantiene la emoción
de recibir tu carta.
Las veces que la he leído
no me alcanzan
y vuelvo y la releo
para grabar cada palabra
y que quede eterna en mi mente.

Me toco el bolsillo

donde la tengo guardada

para sentirme más seguro

de que estás conmigo,

aquí, en medio de la batalla,

entre las bombas y las balas

y yo usando como escudo tu carta

para que nuestro romance

nunca salga herido.

Afino mi puntería,

pongo al enemigo en la mira

haciendo lo posible

para que se aleje,

que vuelva a su frontera,

que deje en paz a nuestra tierra

acabando con esta guerra

y que nos devuelva

lo que no le pertenece.

Hago lo posible amor mío

tratando de acelerar el tiempo

dañando sus máquinas,

tomando prisioneros

para estar más cerca de tus besos

y volver a sembrar

el jardín de nuestros sueños.

Cuánto te extraño mi cielo

pero llevo en el pecho tu carta

que me sirve de consuelo.

Daniel Valdman.

Carta

Me llegaron tus líneas al frente.
Tan emocionado estuve de tenerte
que mojé el sobre con una lágrima
que me cayó de repente.

Cuánta felicidad amada mía

sentir así que aún me quieres,

que no en vano son los sueños

ni las caricias que guardo

ni tampoco los abrazos

que le doy a tu carta

apretándola contra mi pecho.

Ay mi cielo

la alegría que tengo

tras haber pasado el tiempo

y recién recibir tu correo.

Tus palabras como besos

me han quitado el cansancio

y me llenaron de ansias

para que esto acabe rápido

y volver a tus brazos

como me lo pides en la carta.

Ay mi ángel, si tu supieras

cuánto amor mi alma lleva

al releer cada letra

que fue escrita por tu mano.

Y apuro de volver un día

para que nos sigamos amando,

como si esta guerra

no hubiese pasado

y que jamás,

estuviéramos tan lejos.

Daniel Valdman.

Llegar

Nuestro esfuerzo da sus frutos,
el enemigo se repliega
y sin pasar nuestras fronteras
hasta donde llegue, lo perseguimos.

No podemos alardear de triunfo,

solo recuperamos la tierra

agrietada, marchita, ensangrentada

para tratar de revivirla 

sembrando y construyendo. 

Es mucho el mal que le han hecho

y en este momento 

no tenemos tantas manos

pues en el frente se han quedado

sirviendo a su patria como valientes.

Y pienso en ti que volveré a la casa

para encontrar tu fuerte abrazo

con un beso infinito

con el uniforme aún embarrado,

con los pertrechos a un lado

y con mi alma en tu pecho.

Caerán las lágrimas furiosas

de tanta ansiedad, de tanto cariño,

de tantos miedos compartidos

aún estando a la distancia.

Y se acabarán las pesadillas,

solo habrán otros sueños

para comenzar de nuevo

a crear la vida.

Daniel Valdman.

Oración

Surcan las bombas
los mismos cielos
para caer en los templos
donde hay gente orando.

Los pastores han bendecido

las armas de ambos bandos

y no se sabe por cual

los dioses darán su mano.

Ponen fe los creyentes

en que sus ruegos serán escuchados

derramando sus fuerzas en llantos

por los que perdieron la esperanza

y ahora desde otros mundos

se cree que siguen luchando.

Mi fe la puse en ti

que me sigues esperando

teniendo abiertos los brazos

para recibirme ileso y a salvo.

No he dejado de creer,

pero con el fusil junto al pecho

y la mira bien calibrada

soy el dueño de la vida

que mi bala traspasa

como también el enemigo

que a mi cuerpo dispara.

No hay más alternativa 

o yo lo mato o él me mata

y ambos tenemos la esperanza

de seguir otro rato con vida.

Y en los cielos estarán los oídos

que escucharán las plegarias

de los pueblos que imploran 

se acaben las bombas y las balas.

Daniel Valdman.

Lágrimas

No deja el cielo
de llorar su pena
sin relámpagos ni truenos,
solo con los estruendos y centellas
que producen las armas de los hombres.

Cada gota es una lágrima

que va cubriendo las almas

sin importar si serán triunfadores

en una batalla sin sentido

donde todos son perdedores.

Quién no va dejando

en el camino a un amigo,

a un familiar, a un vecino

o simplemente, otro compañero de armas.

Y los niños, quién no los extraña

jugando en las calles ahora desoladas,

de escombros abarrotadas

y llenas de juguetes extraviados.

Todos estamos perdiendo

aunque otro espacio conquistemos

a fuerza de dolor y amargura.

Y por eso lloran los cielos

porque les estamos robando los sueños

a los que pueden llegar a ser 

nuestros hijos.

Daniel Valdman. 

Gloria

Vuelan furtivas las ideas
mientras se acomodan los pertrechos.
Hoy el ruido está quieto
muy atentos a las expectativas.

Se detuvo la guerra un momento

tratando de salvar algunas vidas

que no luchan ni combaten

en esta ciudad destruida.

Lo han perdido todo,

solo les quedan sus maletas

donde en ellas ya ni caben

las angustias de sus recuerdos.

Y yo en ti pensando

si estarás bien resguardada.

Si tendrás la manta que nos cobijara

en las noches de mucho invierno

y si llevarás el amuleto

que nos regaló una triste anciana.

Cuánto te extraño mi amada

que en estos instantes de silencio 

donde no se escuchan

ni órdenes ni lamentos

siento tu voz pausada

diciéndome cuanto me amas

mientras me refugio en esos pensamientos.

Porque si no estás conmigo

para mi no existe un mañana

sin tener tus caricias ni tus besos,

sin comerme tu mirada

o sin poder volar

por el mundo de nuestros sueños.

No se cuando terminará esto

pero la única victoria que anhelo

es enredarme entre tus brazos

y así tocar la gloria.

Daniel Valdman.

Carta

Busco tus brazos abiertos
para fundirme en tu pecho
y llegar al amor
que jamás se haya logrado.

Quiero sentirme

por tu cariño amparado

compartiendo así

el más puro sentimiento.

Ansío que me arrulles

como si fuera un niño

y a la vez que me digas

que todo ya ha pasado

y lo que hemos vivido

fue tan solo una pesadilla.

Deseo que me muestres

la luz del día

iluminando entre caricias

la más brillante esperanza.

Que me montes en un sueño,

que me llenes de fantasía

diciéndome que la vida

tiene nuevas primaveras.

Es tanto lo que de ti pretendo

que se me caen lágrimas de vergüenza

por no tenerte aquí muy cerca

y seguir combatiendo en esta guerra.

Si, me siento como un niño

al exigirte tanto,

pero es mucho lo que te amo

y es tanto lo que te necesito

y no puedo más que escribirlo

en hojas que no se

si llegarán a tus manos.

Daniel Valdman.

Juguetes

No existe pueblo
que desee una guerra
y el que la quiera
es porque está enfermo.

Qué padre ansía

ver morir a sus hijos?

Qué nieto desea

ver caer la casa de sus abuelos?

El poder es una locura

de la que nos estamos defendiendo

acabando con corazones ajenos

que ni siquiera conocemos

que pretenden adueñarse

de nuestras tierras y nuestras vidas.

Cuál será la razón maldita

que los llevó a esta causa?

Qué maldad tienen los niños

sin escuelas y sin casas?

Veo los juguetes esparcidos

entre medio de escombros

y me duele el amor que dejaron

de quien los ha regalado

y de quien los ha recibido.

Las fantasías que abandonaron,

las aventuras y los sueños

que quedaron truncos o muertos

en una razón sin justicia.

Y me duele el alma amada mía

y te lo cuento, 

porque volver a tus brazos

es en lo único que pienso.

Daniel Valdman.

Tristeza

Gime el cielo su tristeza
repitiendo en sus truenos
los estruendos de la tierra.
No alcanzan los bramidos del viento
ni las súplicas ni los rezos
ni las lágrimas vertidas
por los perdidos cuerpos.

Cuanto dolor hay en los campos

que las nubes se vistieron de negro.

Las aves desaparecieron

dejándonos huérfanos de sus trinos

buscando un mejor refugio

en donde construir sus nidos

llevándose la alegría

de creer en la esperanza.

Y te extraño mucho mi amada

porque en tardes como esta

creábamos primaveras

haciendo que el amor florezca

enredándonos entre las sábanas.

Susurrándonos secretos

que nos causaban gracia

y riéndonos a carcajadas

mucho más nos amábamos.

Tristes están los cielos

porque los hombres

han perdido sus almas.

Daniel Valdman.

 

Solos

No concibe el mundo
meterse en una guerra
mientras las calles destrozadas
abren paso a los ríos de sangre
y no alcanzan las bolsas
para cubrir los cadáveres
y los rezos desgarradores
al escuchar el zumbido de la bomba.

No, no lo concibe

mientras caen las paredes de las escuelas

y los túneles y sótanos tiemblan

con cada impacto que explota.

Y nosotros defendiendo

lo que queda de nuestra tierra

con la esperanza de renacerla

cuando no se escuchen más balas

y la voluntad y las sonrisas

sean parte de la vida

mientras todos los días

veamos flamear nuestra bandera.

Y estés tu a mi abrazada

y entre los dos, 

reconstruir nuestro nido.

Daniel Valdman.

Esperando

Aprieto el fusil al pecho,
es mi máxima defensa
y elevo la mirada al cielo
como pidiendo clemencia
en esta brutalidad que no cesa.

Veo a los ancianos

que apenas pueden ir caminando

atravesando lo que fue su pasado

agregándole esta guerra a su historia

entre escombros y deshechos

perdiéndose entre recuerdos

que también producen cicatrices.

Una arruga más en el rostro,

también me estoy poniendo viejo

y cada día en la batalla

va cargando años a mi cuerpo.

Ya no soy el mismo de antaño.

Las energías se van debilitando

y uno se olvida hasta del cansancio.

Y más que nunca necesito

tenerte justo a mi lado

para que me sigas amando

a pesar de lo que he cambiado

y me ayudes a volver

a ser quien era.

Una caricia tuya

y la magia de tus labios

y estaré resucitando

cargando fuerzas en mis brazos

para apretarte en un abrazo

y amarnos como jamás 

nos hemos amado.

Si, mucho pienso en ti

porque se que me estás esperando.

Daniel Valdman.

Pausa

Pasa el tiempo
y más ansío tu presencia.
La soledad y el silencio
no son buenos consejeros
cuando el corazón muere
necesitando una caricia.

No alcanza el aire

para seguir viviendo

ni el motivo de la lucha

que ahora enfrento

si no pienso en tu sonrisa

que es oxígeno

para mi sentimiento.

Cuánto daría

por tener tu mano

apretada entre las mías

y con los ojos besarnos

sintiendo como las almas

quieren unirse y escaparse.

Volar hacia unos mundos

que no tengan tormentos

liberando la pasión

de los labios sedientos

dejando que los cuerpos

solo hablen de amor

sin decir una palabra.

Y en el silencio de mi voz

sepas que eres mi amada.

Daniel Valdman.

Alba

Ya despunta el alba
y tras mucho tiempo
los pájaros cantan. 

El silencio de las armas

despertó otro concierto

que alegra la mañana

trayendo la esperanza

con sus picoteos.

La primavera está de fiesta

al cesar los bombardeos

y la gente en las calles

celebra sobre el hielo

despidiendo así al invierno

que se va derritiendo

al calor de las sonrisas.

Momento de calma

que trae un poco de vida

sacudiendo de las almas

las telarañas del desespero

y la prisión del encierro

obligado por los ataques.

Sale la gente de los subsuelos

donde tantos se refugiaron

con abrazos entre las manos

y en las bocas un rezo

y yo te extraño 

para darte un beso

justo en este momento

mientras las aves cantan

regalándonos consuelo.

Daniel Valdman.

Locura

No es solo 

la lucha con armas.

Es saber

si comeremos mañana

o si del cielo caerá un milagro

y que no sean balas.

Es sostener la esperanza

aunque no quede nada

y creer que después de hoy

seguiremos existiendo.

Los cuerpos están maltrechos 

de tantas exigencias,

sin descanso ni alimentos

soportando esta guerra

abandonando los sueños,

desafiando las promesas

y perdiendo jirones de vida

con cada compañero

que se fue sin despedirse.

Ay mi amada, cuánto te extraño

para que calientes mi alma

y me devuelvas la cordura

que ya se me está escapando.

Daniel Valdman.

Sobrevivientes

Sin novedad.
Recogemos los escombros
limpiando las calles
mientas la gente rebusca
vaya a saberse qué cosas.

Ya quedó enterrado su pasado

entre ladrillos y vidrios calcinados

por una certera bomba

que seguro tras ella, llegará otra.

Removiendo las miserias

buscan a qué aferrarse

justificando la vida

que tuvieron antes

pues el futuro incierto

no les da oportunidades.

Les mataron los sueños,

acribillaron sus alegrías

y ahora escarban a hurtadillas

tratando de encontrar algo de ello.

Y nosotros, con el dolor a cuestas,

no podemos darles más respuestas

que una mirada comprensiva

y quizás, una gota de esperanza

para comenzar de nuevo.

Daniel Valdman.

Suspiro

Eres parte de mi aliento,
del aire que respiro
porque tu eres el motivo
de mis esperanzas y mis sueños.

El fragor de la batalla

se convierte en silencio

desapareciendo los estruendos

y los zumbidos de las balas

cuando ocupas mis pensamientos

y se va contigo mi alma.

Busco un espacio seguro

donde refugiarme

escapándme de la batalla

tan solo por un instante

para en mi pecho encontrarte

dándome nuevos bríos.

Porque si, los necesito

en este tortuoso combate

y que no pueda la guerra

de mi alejarte.

Ya no hay flores en los campos

conque pueda halagarte

pero hay primavera en los corazones

para nunca jamás olvidarte

iluminando nuestro romance

aunque una bala siniestra

me envíe a otros mundos.

Daniel Valdman.

 

Volver

Estoy cansado,

las energías me flaquean

y no se de donde las saco

para mantenerme alerta.

Hay rumores de todos lados,

que se van, que se quedan.

Que agrupan sus fuerzas

para crear otro frente

y a nosotros nos envían armas

pero necesitamos más gente.

Somos pocos

y nos multiplicamos mucho

sin momentos de reposo

con pensamientos perdidos.

Solo obedecer 

es la orden que compartimos

y sobrevivir para seguir sirviendo

a la defensa de este suelo

que quieren arrebatarnos.

Van quedando los escombros

a medida que avanzamos.

Reconstruir será otra historia

o se harán ciudades en otros lados.

No se, estoy sintiendo

como si ya hubiéramos ganado

y aún falta desterrarlos

hasta llegar a la victoria.

Y cuando todo esto termine

el único en haber ganado

seré yo, al volver a tus brazos.

Daniel Valdman.

Segundos

Naufrago en el tiempo.
Se me perdió la noción del calendario
y por la falta de descanso
se me hacen todos los días lo mismo.

No hallo un vértice que me diga

el número de este día

y solo tengo en el recuerdo

el palpitar de tu abrazo y tus besos

que ya no se de hace cuando

se me perdieron en el tiempo.

Qué lejos estoy 

de la felicidad de tus labios.

De tu sabor a frescura,

a manzana madura

o a jugoso durazno.

El fragor del combate

confunde la conciencia

y los minutos que quedan 

entre cada tiroteo

son segundos en que duermo

sin saber si he soñado

pero con el puño apretado

como sosteniendo tu mano

para que no te me escapes

si es que apareces en mi sueño.

Esto no se acabará mañana

pero tengo la esperanza

de encontrarme otra vez

entre tus brazos.

Daniel Valdman.

Escudo

Estamos recibiendo
armamento, municiones y pertrechos.

El mundo necesita

que no abandonemos el combate

pues ellos ponen las armas

y nosotros la sangre.

No se pretende que ganemos,

lo que quieren 

es que el enemigo no avance.

Y esto puede durar siglos

mientras sigamos siendo

quienes ponen la cara,

el mundo en la vanguardia

bien cuida sus aposentos.

Creemos que nos ayudan

para defender nuestras tierras

pero resulta que no es cierto.

Que lo hacen para defenderse ellos

de que nuestro enemigo los toque

pues tienen miedo, pavor

que el conflicto pase fronteras

y que el enemigo arrase con sus fuerzas

así como lo hizo en nuestras ciudades.

Entonces, somos el escudo 

que ellos alimentan

para mantener a la bestia quieta

peleando en nuestros corrales.

Y mientras no logre vencernos

y de nuestro espacio apropiarse

dormirá feliz el resto del continente

mientras nosotros recibamos las balas. 

Daniel Valdman.