jueves, 9 de septiembre de 2021

Soledades

A veces el alma acongojada
necesita de una sola palabra
que le cambie la mirada angustiada
por los devenires de la vida.
Quizás una caricia
o un buenos días
o una amplia sonrisa
para cambiarle el rostro.
Porque a veces uno no alcanza
a superar los tormentos
y de la mano amiga necesita
para divisar un mejor mañana.
En esos abismos del alma
donde los fuertes también caen
solo requieren de la palabra
para decirle que no está solo.
Que siempre existe la esperanza,
que el sol sale tras la peor tormenta
y que siempre hay una primavera
donde crecen las flores
y el tiempo cambia.
Y se despejarán las tinieblas
que a la conciencia atacan.
Y por ello extiendo mi mano
en estos versos que escribo
para que el necesitado
de una voz con cariño
reciba lo que le ofrezco
al andar en esos caminos
por los que también he andado.
Daniel Valdman