no florece como quisiera
con la rosa más bella
de toda la comarca
pues no produce en tu cara
la emoción al verla
y la sonrisa se esconde
tras un velo de tristeza.
Quizás no sea la rosa,
quizás sea yo la causa
de no crearte alegría
y al no escuchar la risa
que te producían mis locuras,
mi espíritu más se amarga
porque se apena con tu tristeza
y siento que una lágrima
se desborda de mi alma.
Y quiero abrazarte
y decirte que todo pasa
y que quizás con ese abrazo
sientas que no estás sola.
La incertidumbre me invade
de quizás molestarte
con el gesto que se me ocurre.
Entonces me quedo a tu lado,
sin tocarte, sin hablarte,
solo para que sepas
que tu dolor
también lo siento.
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