corrió por nuestros cuerpos
y la razón perdida
dejó su espacio al sentimiento.
Vendavales de caricias,
tormentas de besos
y la necesidad absoluta
de que se abracen los espíritus.
Los ojos ciegos en miradas perdidas,
en desesperaciones locas
queriendo entregar todo
sin importar la vida.
Instantes, segundos, días.
Sin tiempos, solo el momento
porque realmente no se sabía
si de verdad habría un mañana.
Y el amor, se fundió en las almas.
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