sábado, 20 de septiembre de 2025

Posada

A la vera del camino
por donde no pasa nadie,
que quizás se haya perdido
entre la selva, el desierto y sus sueños.
Alberga miles de recuerdos
que quedaron en sus paredes
o en las mesas antiguas
con sillas vencidas
luchando contra el tiempo.
Robusto y gordo el mesonero
con una falsa sonrisa
siempre da la bienvenida
a todo aquel que se aproxima
solicitando resguardo
quizás por una noche
o quizás por algunos días
hasta que en su mapa descubra
cual realmente es su sendero.
A duras penas riega la huerta
pues el agua escasea 
en este sin fin de desierto
que entre un poco de tierra y arena
logra sembrar las especias
que en toda la comarca no se encuentran
para adobar las comidas que se inventa
aunque la variedad es poca
como los huéspedes que se alojan
arrastrando sus historias
que quedarán en las paredes.
Todos son peregrinos
en los senderos de la vida
sin tener con quien coincidan
en la encrucijada de caminos
y por ello el mesonero está pendiente
de lo que se diga
para ayudar en su momento
a quien lo necesita
como un ángel del desierto
o de la selva tupida
siendo esta vieja posada
la última parada
donde se deciden las historias.
Daniel Valdman.

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