y me lo está cobrando.
Como flor de la vida
los niños crecen
mientras me voy marchitando.
Ya no jugaré a la pelota
ni alcanzaré el globo que se escape.
Ya no saltaré la cuerda
y en las carreras,
dejaré de ir adelante.
Si, pasa el tiempo
mientras los niños crecen
y me duele no acompañarlos
salvo en los cuentos
que he inventado
o en historias que antes
jamás había contado.
Será la palabra
en vez de los brazos
porque no podré alzarlos
ya que el cuerpo no da para tanto.
Y seré el abuelo
que les acaricie el cabello
y que no le faltarán los dulces
para compensarlos
o para premiarlos
al compartir fantasías
como las que tengo ahora,
de querer abrazarlos
teniéndolos lejos
sin poder alcanzarlos.
Daniel Valdman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario