sin ponerme las botas.
Disfrutar la frescura
que el agua me brinda
abriendo mis brazos
dejando que esta lluvia
llene mi alma de alegría.
Y así confundir a la vida
al disfrutar la tormenta
con sus truenos y luces
que parecen de una fiesta.
Y la tierra agradece
como lo hace mi alma,
que después de esta lluvia,
también nos regala la calma
Daniel Valdman
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