cuando las hojas
comenzaban a marchitase
y las flores perdían sus pétalos.
Cuando ya cargábamos
toda una historia de nuestros días
reflejándose en los pliegues de los rostros
y en lo descolorido de los cabellos.
Quizás hubiera sido distinto
si hubiéramos compartido
las energías de nuestras juventudes
descubriendo los paisajes del sentimiento
y llenándonos de romance como aventura.
Y estamos aquí, mirándonos a los ojos
viendo en el fondo de ellos
todo lo que pudiéramos haber sido
si nos hubiéramos conocido
unos cuantos años antes
con el mismo cariño que nos tenemos
y con muchas más ansiedades.
Quizás nuestro encuentro
ya estaba escrito
que fuera en este momento
y no antes
asistiendo en el último pétalo caído
y en la última hoja por marchitarse.
Daniel Valdman.
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